Cuando Juanga descansa, cansa. Así le pareció a quienes tuvieron que agitarse en pos de satisfacer al exigente trinador. Porque resulta ser que lotrodía, harta ya de estar harta ya se cansó la gritona estrella de la canción, y decidió irse de vagaciones a un lujosiento hotel cincuestrellasimedia en Playa del Carmen, México. Se gastó sus muy 115 mil pesos por 4 días de alojadera y comipaga, él solititititito con tres asistentes y su perrito, “Prince”, de raza maltés, que también es gay. Dicen. Y para estar comodísima, la estrella del baladeo alquiló todo un piso y exigió que toda, toda, todita, toda la gente que lo atendiera, fuera marica. Indentonces, llamaron a Berny Espíndola, que maneja un antro gay en esa playa y organiza locas convenciones, para encargarlo de conseguirle la sarta.