Actualizado hace: 936 días 19 horas 46 minutos
Lizardo Reina Castro
REVOLUCIÓN AGROPECUARIA

En estos precisos momentos, de crisis económica y social, es la oportunidad para reflexionar y tomar decisiones trascendentales y cambiar de estrategias importantes para lograr enfrentar muchos factores adversos como: bajos precios del petróleo, cambio climático, baja productividad agropecuaria, incremento del desempleo, entre otros.

Domingo 14 Febrero 2016 | 04:00

 
Históricamente, los ecuatorianos ya sabemos que el petróleo no es renovable, sus épocas de oro son cíclicas y no es sustentable para un país en desarrollo. Según Carlos Larrea, el Ecuador ha exportado petróleo desde 33 años y es sorprendente que esta riqueza haya contribuido tan poco a la mejora sostenida de las condiciones de vida para la mayoría de la población.  Además, el impacto ambiental de su producción es significativo, en particular por sus efectos directos e indirectos sobre la deforestación y la pérdida irreversible de biodiversidad.  
Las estadísticas de la FAO revelan que en los albores del nuevo milenio 2’570 millones de personas dependen de la agricultura, la caza, la pesca o la silvicultura. La agricultura como forma de vida, patrimonio, identidad cultural, pacto con la naturaleza, el paisaje, la conservación del suelo, la ordenación de las cuencas hidrográficas y la retención del carbono no tiene valor monetario.
Existen estudios técnicos y experiencias probadas de la real contribución de la agricultura a la economía de una nación. El caso de nuestro país, según estudio realizado por el IICA en el 2004, el aporte promedio del sector agropecuario durante  1985 -2005 de la agricultura ampliada refleja un valor promedio superior al 25,69% (el doble de los valores obtenidos tradicionalmente).
En los actuales momentos, mirar, analizar y evaluar el potencial del sector agropecuario del Ecuador sería una alternativa válida y urgente. Según la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria del INEC, 2012, nuestro país dispone de 7’303.674 hectáreas de superficie de labor agrícola; y Manabí lidera las provincias con un más de 1,2 millones de hectáreas. Creo es hora de una revolución agropecuaria. Disponemos de una población rural de 4’908.000 con mucha experiencia y sabiduría, profesionales ecuatorianos de alto nivel científico y técnico, universidades que aportarán con sus investigaciones a solucionar los problemas del sector; sólo se requiere voluntad política y reconocer la importancia que representa el sector agropecuario. 
La realización de un Plan de Desarrollo Rural  Integral Sostenible, en forma participativa, con todos  los autores involucrados del sector agropecuario, sería de mucha importancia, en la que se incluyan políticas  que dinamicen la agricultura y el sector rural, que promuevan el manejo integral de los recursos naturales, propiciar la inserción exitosa de la agricultura familiar, jóvenes y mujeres rurales en las cadenas de valor agrícola y la incorporación de tecnologías e innovaciones para el mejoramiento de la productividad.a
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