El parque forestal de Portoviejo ha venido desde hace muchos años siendo administrado por un club de la localidad, el cual al no contar con los recursos necesarios, cayó en un abandono casi total.
De allí que no ha faltado la predisposición de varias instituciones locales en revivirlo y mejorarlo, tal como lo hizo la administración actual del consejo provincial, liderado por el ingeniero Mariano Zambrano, quien lo renovó substancialmente.
Pero, obviamente, eso no es todo; se olvidaron de lo esencial: del mantenimiento.
Y hoy, por falta de aquello, vemos un parque en un proceso de destrucción acelerado:
Un cerco con malla destruida o dañada, la pista de caminar presenta grietas, los juegos infantiles casi arruinados.
El agua no tiene el mantenimiento adecuado y está en proceso de descomposición.
Las lanchas de la laguna están botadas y destruidas, las áreas verdes no existen.
En fin, un parque que más temprano que tarde ya no será visitado, al menos por quienes vamos a hacer ejercicios físicos.
Es que se hace imperioso convertir el área en un pulmón verde, que sea atractivo, basado en un buen diseño, que contemple una adecuada iluminación, que se preocupen de la conservación del agua, más aún cuando la laguna del parque se alimenta a través del canal de riego.
Diseñar un sistema de riego por aspersión adecuado, mantener las áreas verdes.
Hay que incluir la parte donde está la mal llamada “concha acústica”, crear establecimientos de comida al interior y llamando públicamente a quienes pudieran interesarse sobre este particular, crear áreas de venta con indumentaria deportiva.
En fin, se puede hacer mucho, pero falta decisión.
Es que da la sensación que las ideas se esfuman de la mente de las personas llamadas a liderar y mantener esta obra, ya sea de manera conjunta, gobierno provincial y gobierno municipal.
Y si no quieren en conjunto, pues que sea el que tenga no solo la predisposición de mejorarlo como es, sino también el propósito de mantenerlo.
Pero en todo caso debe de ser “ya”, o pedir, por último, el asesoramiento pertinente a quienes manejan el jardín botánico de la Universidad Técnica de Manabí, el cual está muy bien mantenido, y que, de seguro, no les costará nada.