Él asegura que en los 50 años que vive en la calle Cotopaxi y Macará, es la primera vez que la parte de atrás de su casa se ve afectada por el deslizamiento de tierra y teme que suceda alguna desgracia, pues el invierno recién empieza.
“Fue un fuerte golpe, la gente salió con miedo”, dice Gina Campozano, que vive en la misma casa, al recordar que ese día llovió toda la noche y la madrugada.
La familia asegura que ha tenido que cubrir con cemento las fisuras que dejó el deslizamiento de tierra. La vivienda está a escasos metros de una ladera.
Al menos tres familias están en la misma situación. Diana Peña también siente temor porque su casa está a unos cinco metros de la ladera, en la zona más alta.
Mientras que en la parte baja de la calle 10 de Agosto al menos cuatro familias se ven afectadas por la tierra que les llega de la parte alta. “Esperamos que nos construyan el muro de hormigón los más pronto posible para evitar alguna desgracia mayor”, expresa Cecilio Castro.

>RIESGO. Leonardo Saltos, técnico de la Unidad de Gestión de Riesgo, menciona que están realizando recorridos en las zonas de riesgo y hasta ahora han detectado unas 180 familias que viven en sectores vulnerables.
“El proyecto es tener una base de datos para ver cuántas familias se pueden ayudar para la evacuación”, dice Saltos.

>ORDENANZA. Ante este problema, la concejala Trinidad Bustamante señala que planteó la ordenanza para evitar que se siga construyendo viviendas en las laderas, quebradas o cauce de ríos, la cual fue aprobada por el Concejo cantonal. Agrega que quienes viven en zonas de riesgo, de acuerdo a la ordenanza, serían reubicadas. Dice que en el impuesto predial se va a cobrar una tasa para el Fondo Colinas que permita reforestar estos sectores.
Asegura que 14 son los sectores identificados como zona de mayor riesgo, donde hay que intervenir.