En los últimos días, ante la preocupación del contagio del dengue, chikungunya o zika, las personas buscan alternativas para curarse en sano y entre ellas se encuentra la colocación de protectores. “No importa el valor, lo que preciso es protección contra los insectos”, explica Álava.

Comercio. Y gracias a los moscos en locales como Cavial, de Carlos Briones, la actividad ha tenido un repunte considerable pese a la situación económica del país.

Según indican los compradores, el tema de salud es más importante y las personas no escatiman esfuerzo para evitar enfermedades.

“Esta es la temporada en que se fabrican bastantes mallas, por ahora existe gran demanda y creo que se debe a los insectos transmisores de enfermedades”, dice.

Además asegura que ahora para los clientes es una ley colocar mallas a las ventanas que piden, dice Briones.

Añadió que en su caso cada ventana que construye lleva su propia malla, y la situación se repite en toda la provincia, ya que trabaja dentro y fuera de Portoviejo.

Lo mismo ocurre en el local de Isaías Macías que está situado en la avenida Manabí. 

Según se indicó, el negocio desde mediados del año pasado atraviesa por una crisis originada por la falta de pedidos, así que varios de los empleados fueron despedidos.

Sin embargo, desde la semana anterior, parte de los obreros calificados han sido contratados nuevamente para trabajos eventuales y la causa principal es la confección de mallas metálicas para puertas o ventanas.

Costos. En cuanto a los valores, estos dependen de la calidad del producto. 

Carlos Briones sostiene que en su caso cobra 15 dólares por el metro cuadrado de la ventana y usa exclusivamente marco de aluminio y malla antióxido. 

Pero es el cliente quien decide. 

“Hay casos en que los clientes no saben y debemos orientarlos”, confiesa el vendedor.

Agrega Briones que el producto de plástico que se oferta no dura y se daña rápido, es barato pero no es durable, manifiesta.