Actualizado hace: 936 días 20 horas 54 minutos
Pedro Vicente Bowen
El toru de la raspadita

Ricardo, asiduo lector de esta columna, acaba de enviarme unos datos que me han dejado estupefacto, tal mismamente quedaréis luego de leer esta nota.

Domingo 07 Febrero 2016 | 04:00

Pero (el infaltable), antes permitidme que explique de qué raspadita trata el titular, porque raspaditas hay muchas, como raspar el cocolón, o la raspadita de la Lotería que juega a la cuca con quienes soñamos con el “gordo” para salir de la chirez que ajusta el cinturón, aunque no debiéramos preocuparnos luego de escuchar A S.M. Rafico I.: “Si te llegó la crisis y no tienes como parar la olla, usa la tarjeta de crédito”. ¡Fantástico! ¿Cómo no se nos ocurrió antes? Ahora me explico los nisecuántos “Honoris Causa” que ha recibido el man.
Al grano: Se preocupa Ricardo de ciertos comentarios “ligeros” que califican de “maravilloso” que es para la ciudad portuaria y sus alrededores el que alguna aerolínea venezolana disponga de tres frecuencias semanales hacia Manta. Y advierte que es momento de hacer pública denuncia de lo nefasto que es para nuestra economía tales vuelos pues no representan nada positivo. Y que, por el contrario, el objetivo de la gente que llega en esos vuelos es simple: gastar lo menos posible y llevarse la mayor cantidad de dólares en efectivo.
Se explica: Los venezolanos llegan en esos aviones con las tarjetas de crédito con los cupos anuales que el Gobierno de Venezuela le asigna a cada persona para gastos en el exterior ($ 3.000), siendo recibidos en el aeropuerto Eloy Alfaro por taxistas y/o personas que les tienen preparado el “tour de las raspaditas” de las tarjetas. Primero van al alojamiento en pensiones de quinta o casas particulares pues no quieren gastar más de cinco dólares la noche. Luego los llevan por almacenes cómplices donde, haciendo compras ficticias a cambio de comisiones que van hasta el 20 por ciento, el venezolano pasa por el “datafast” su tarjeta de crédito y se lleva los dólares en efectivo.
Algunos, se arriesgan un poco más: van hasta los supermercados y ofrecen pagar sus cuentas con las tarjetas de crédito de ellos a cambio del efectivo que tiene el cliente.
Termina Ricardo: “Lo cierto es que si multiplicamos el número de pasajeros por la cantidad de dólares que se lleva cada uno, la cifra da miedo: $ 600.000 en efectivo por avión (son tres). O sea, $ 1’800.000 de efectivo a la semana. El “turista” venezolano de esos vuelos, a lo mucho gasta $ 60 en toda su estadía en la ciudad de Manta. ¿Es esto beneficioso para nuestro país, o por el contrario, se nos están llevando los pocos dólares que nos quedan? ¿Qué dice sobre esto nuestro nisecuántas veces “Honoris Causa”, ah?
 
 

Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias