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childerico cevallos caicedo
Los colores de la verdad

Como “un triunfo de la verdad, un triunfo de la justicia, de la justicia internacional, y ojalá sea un triunfo de la libertad, porque aquí está en juego la libertad de un ser humano”, calificó el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, el pronunciamiento del grupo de trabajo de la ONU sobre detenciones arbitrarias.

Domingo 07 Febrero 2016 | 04:00

Este organismo determinó que es injusto el confinamiento forzado de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, quien se refugió en esta legación oficial para evitar ser apresado por la policía inglesa que lo deportaría a Suecia y de allí a los Estados Unidos, donde es requerido por revelar secretos de Estado. Teme que puede ser sentenciado a muerte.
Para Patiño, Inglaterra debe dejar salir a Assange de la embajada, sin la amenaza a ser detenido.
Mas, la “verdad” del canciller se estrella con la de las autoridades inglesas, que advirtieron no aceptarían ninguna decisión que no tenga fuerza legal, pues consideran no vinculante al fallo del grupo de la ONU y, consecuentemente, la ubican por debajo de las leyes que rigen la soberanía del Reino Unido.
El caso, entonces, se torna en conflicto de verdades enfrentadas por intereses diferentes:
Por un lado, es fácil colegir que Ecuador, a más de sostener lo valedero del veredicto, ve en la decisión del grupo de la ONU la oportunidad de salir, de una buena vez, de aquella molestosa encrucijada que ha representado para el país tener, por casi tres años, como huésped obligado al mayor hacker internacional requerido por la primera potencia mundial.
Con costos económico, político y diplomático.
Por otro, las autoridades británicas, con la rigidez que caracteriza a su sistema, se manifiestan inflexibles en el cumplimiento de sus compromisos con Suecia, país que les requiriera la captura y deportación de Assange, lo que están muy empeñados en cumplir.
Así lo demuestran al subestimar el pronunciamiento del grupo de trabajo.
Ambas partes con sus verdades, ambas con argumentos consistentes.
Y se presenta propicia la situación para hacernos la siguiente reflexión:
Si Patiño cree, en este caso, que los ingleses deben doblegar sus preceptos legales frente al pronunciamiento -de no obligatorio cumplimiento- del grupo de la ONU, ¿por qué el Gobierno ecuatoriano ha incumplido con las decisiones de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA, que le exigen respeto a la libertad de expresión y de prensa y la culminación de la persecución de periodistas que efectúa la revolución ciudadana del socialismo del siglo XXI, arguyendo, ahí sí, que no son de obligatorio cumplimiento?
La verdad tiene una diversidad de colores, a escoger dependiendo de la óptica con la que se la quiera mirar.

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