Y de todas las cosas que les dejan los clientes Sander tiene uno que representa un problema especial: los televisores de tubo de rayos catódicos, es decir los que no tienen la tecnología de pantalla plana.

Estos viejos electrodomésticos, cuenta Sander, son los que más abandonan los clientes y para el representa un doble problema: ocupan mucho espacio por su clásica forma abultada y cúbica, y es poco lo que se puede sacar de ellos si se los vende o remata.

“Es un problema ya no sé que hacer. Ya unos los cojo para repuesto de otros. De dos o tres saco uno, pero no es mucho lo que se puede hacer”, explica mientras trata de acomodarlos para que no estorben en su reducido taller. Los cuenta al vuelo y tiene más de 20.

Explica que con suerte los recicladores pagan dos dólares por uno de estos equipos ya que tienen pocos componentes que puedan ser reutilizados.

Sin demanda. René Meza, quien da servicio técnico para un almacén que vende electrodomésticos, cuenta que es poco el metal que se puede reutilizar, también señala que el plástico del que están fabricados no es del que puede ser procesado.

Señala que por ello no hay quien compre estos viejos equipos que ya no se venden en el mercado y que incluso sus repuestos escasean.

“Muy pocos almacenes pequeños aún los venden. De las grandes cadenas ninguno, ya no tienen salida”, cuenta.

Sin competencia. “Son más aguantones”, explica Manuel Mendoza destacando su construcción robusta. Explica que tienen componentes que son más durables que los televisores pantalla plana que tienen más prestaciones.

Aunque pudiera ser esa una ventaja, es justamente su mayor debilidad: pierden la guerra digital.

Mendoza, quien trabaja como parte del servicio técnico de una electrónica, señala que los actuales televisores de pantalla plana tienen imagen de alta definición, posibilidades de conectarse a internet, son en sí mismo lo que se denomina un “smartTV”, es decir que tienen las prestaciones de conectividad y comunicación que los usuarios ofertan.

Además señala que los televisores antiguos pueden ser reparados por costos como 40 a o 60 dólares mientras que los usuarios aseguran que prefieren invertir en comprar un televiosr nuevo así sea a plazos.

“Los usuarios vienen los dejan, a veces hasta ya están arreglados y los abandonan. Nunca más regresan a preguntar por ellos y ahí se quedan”, explica Mendoza, quien señala que ahora sólo se los busca para sacar de repuestos de quien esté interesado en reparar un similar.