Actualizado hace: 937 días 11 horas 28 minutos
Diego C. Delgado Jara
Un aspecto medular

En los países llamados “democráticos” solo asumen los candidatos proclamados por los organismos electorales como ganadores. Se han conocido, a lo largo de la historia, muchas situaciones fraudulentas; al extremo que hay víctimas famosas de dichas prácticas.

Domingo 07 Febrero 2016 | 04:00


En México, por ejemplo, Cuauthémoc Cárdenas, hijo del general Lázaro Cárdenas, ganó tres elecciones: en 1988, 1994 y 2000; no obstante fueron declarados ganadores Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Cedillo y Vicente Fox Quesada. En el 2006 y 2012 ganó Manuel López Obrador, pero fueron proclamados Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. Ni la indignada y colosal reacción ciudadana modificó las cosas. Se cumplía el dicho que “quien escruta elige”.
Ahora es mucho más fácil un fraude con el sistema electrónico computarizado. Por ello existen países que no aceptan esta modalidad por permeable en extremo para una trampa.
En Ecuador antes habían siete urnas en cada Junta Electoral: 1. Para el binomio presidencial. 2. Alcalde y Vicealcalde. 3. Prefecto Provincial. 4. Concejales. 5. Consejeros Provinciales. 6. Diputados Nacionales. 7. Diputados Provinciales. Los resultados se conocían en seguida, se daba copia a los movimientos y a los medios de comunicación, y los resultados se leían en seguida.
En 3 o 4 horas se sabían los resultados de todo el país. Como sucedió en Argentina o España.
Desde que Correa es presidente se inauguraron otros métodos.
El 26 de abril del 2009 se celebraron elecciones, y desde entonces aparecieron las misteriosas “Juntas Intermedias”, agujeros negros de la democracia donde mucha gente supone se fraguan los resultados.
El 8 de mayo del 2009 –antes de saberse los resultados- se descubrió en La Garzota, al Norte de Guayaquil, en el antiguo local del Supermercado Santa Isabel, un centro clandestino de conteo electoral, a cargo de la empresa “Digital Team”, con 221 computadoras e igual número de digitadores.
Lo descubrieron los candidatos Enrique Herrería y Cynthia Viteri, en compañía de periodistas. En el proceso de abril del 2009 fui candidato a la Presidencia y no se me permitió mirar jamás una sola acta, ni siquiera una copia de la copia. Todos los originales dijeron que estaban en las “Juntas Intermedias”.
En febrero del 2013 hubo otro proceso más que opaco. Pocos festejaron; la inmensa mayoría estuvo triste y sorprendida en grado sumo del número de asambleístas obtenido por el oficialismo. Las “Juntas Intermedias” tuvieron la última palabra.
En el proceso del 2017 sin control absoluto, que incluya el sistema electrónico y computarizado y los padrones, sin conteo directo y público, y sin difusión inmediata en los medios libres –con las “Juntas Intermedias”- el propio Cristo perdería por mil a uno. Estamos advertidos.

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