Y durante 25 largos años Francisco Vélez Cedeño se desempeñó como control de sonido en radio La Voz del Volante en Portoviejo. Fueron los tiempos en que reinaban los discos de acetato de 33 y 45 revoluciones por minuto (RPM), y la manipulación de los equipos que daban vida a una radio era manual.

Ahora, en cambio, la digitalización dejó de lado las perillas por botones suaves de goma. Los equipos pasaron a ser sensibles y los clásicos golpes para hacer arrancar un artefacto quedaron en el olvido.

“Panchito”, como lo llaman sus allegados de confianza, batalló contra el clima y la dureza del tiempo para llegar a tiempo a su lugar de trabajo, ubicado en los bajos del Sindicato Provincial de Choferes de Portoviejo.

“Había que tener buena voz, excelente dicción y tener carisma. Quien tenía esas características contaba con lo básico para salir adelante en el mundo de la radiodifusión”, precisó.

Los equipos eran conformados por dos platos e igual nÓmero de caseteras. Los primeros de los nombrados era para la música y los otros para la publicidad.

Mientras la música sonaba, el control o DJ tenía todo listo para cuando terminara el último sonido, entonces apretaba una tecla para que corra la publicidad, y viceversa. Cada cierto tiempo, dependiendo de la dirección de la radio, se habría un micrófono para que “Panchito” diera la hora y enviara saludos a los oyentes.

Las manos estaban listas, y finalizada su intervención “su automático” le hacia rodar el disco. “Tuve la oportunidad de aprender en La Voz del Valle y aprendí a que a las personas con talento había que cederleS espacio”, indicó.

En el tiempo que estuvo laborando ayudó a jóvenes estudiantes de comunicación que llegaron lejos en el oficio, entre ellos Voltaire Romero, Eduardo Carrillo, Yandri Ontaneda, Xavier Romero, entre otros profesionales que destacan en diferentes instituciones.

De los memorables artistas que le tocó entrevistar recuerda gratamente a Digna Isabel, la “tumba hombres”.