“Pito Lelo” en realidad es  Luis Antonio Mendoza Véliz, uno de los payasos más conocidos de Santa Ana.

Este personaje cuenta que hace cinco años su sueño se hizo realidad: transformarse en payaso.

Relata que desde que era un niño adoraba los espectáculos circenses, pero especialmente cuando entraban en acción los actores de caras pintadas, ropa multicolor y zapatos grandes, que más parecen una canoa.

Así en su afán de parecerse a ellos armaba su propio circo, mientras que sus amigos eran los espectadores.

Sostiene que si alguien le hubiese preguntado qué quería ser de grande no iba a decir ingeniero, arquitecto, doctor, abogado o médico, porque no le gustaban los cuadernos. “Simplemente iba a decir quiero ser payaso”, afirma “Pito Lelo”.

Sus inicios. Pero fue a los 27 años que se animó a entrar en escena en una fiesta infantil de un sobrino. Ese fue su debut.

Aquel día se pintó el rostro con acuarela mirándose en el espejo, de zapatos utilizó unas botas a las cuales le aplicó colores fosforescentes.

Al ver a tantas personas mirándolo con impaciencia y ansiedad se puso nervioso y comenzó a sudar como “tapa de olla”, que hasta se le escurrió la pintura del rostro.

Al ver al novato payaso, la gente comenzó a reír pensando que la pintura correlona era parte del espectáculo. Dice que fue “el primer chiste oficial” que hizo.

Ese fue el despegue hacia el éxito y luego, tras un año de animar fiestas por amor al arte, comenzaron a llegar las ofertas de varios sectores de Santa Ana.

Un año fue suficiente para comenzar a cobrar 50 dólares la hora, utilizando el seudónimo de “Pito Lelo”. Indica que optó por ese nombre artístico porque es el apodo de su padre, quien tiene un puesto de venta de dulces en el centro de Santa Ana.

“Pito Lelo” dice que no es de esos payasos que se burla de las personas para hacer reír, y tiene como costumbre hacer participar a los niños en juegos sanos y entretenidos. “Cuando los dueños de la fiesta me lo autorizan, hago una que otra cargadita a los adultos”, indica el santanense.