Todas las señales sensoriales van primero a una estación de retransmisión ubicada en el tálamo. Desde ahí, los mensajes viajan hasta las áreas sensoriales primarias en la corteza (un área diferente para cada sentido). Allí, son modificados y enviados a regiones “superiores” del cerebro. La corteza cerebral funciona como “un procesador de patrones, dinámico y categorizador” que reconoce, lo mejor que puede, qué categorías van juntas con un estímulo en particular, a cada paso de la vía, de acuerdo a lo que dice Sejnowski. Por ejemplo reconocemos una cara poniendo sus características juntas y en relación unas con otras”. Una vez hecho esto se da la respuesta. ¡Por esto es que es muy importante estimular los sentidos¡ Vamos a ir durante los siguientes artículos comentando cada sentido, para estimular a los niños a partir de los dos años; iniciaremos con la percepción olfativa y gustativa, es decir el descubrimiento de olores y sabores. Imaginen que el ser humano es capaz de distinguir unos 20.000 olores diferentes. En cambio el gusto percibe los sabores a través de la lengua usando 10.000 papilas gustativas que detectan los sabores primarios: dulce, ácido, salado, amargo. Pero lo más importante es que activa zonas cerebrales que ayudan a formar el tejido nervioso o redes ínter neuronales. Lo primero es poner en contacto al niño o niña con estímulos distintos. Eso si tampoco es poner por poner diversos estímulos y punto. ¡No¡ todo lleva un procedimiento pedagógico que le permita al niño o niña formar las percepciones claras. Él deberá primero conocer, familiarizarse, manipular, sentir los estímulos; luego es importante que pueda comparar ese estímulo con otros. Después es necesario que compare los diversos estímulos que se le han presentado y que descubra igualdades y diferencias, y por último deberá poder clasificarlos, es decir juntar los estímulos iguales.