Ahora mismo, está pendiente de aprobación de parte del primer mandatario, una que incluye la condonación de valores al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que a más de permitir pagar sin los consabidos recargos de multas, intereses, costas y otros, también le va a permitir a esta entidad, el recuperar gran parte de una cartera casi incobrable; no obstante, la facultad de ejercitar su cobro vía coactiva. Y es que la aguda crisis que pregona el ejecutivo soporta, generada por la baja del precio del petróleo, que sumado a la incontrolable inversión en obra pública que se ha dado y a la fecha se aprecia no ha parado, también la vive y en mayor escala, el sector productivo privado, blanco directo de recargos permanentes vía tributos, merced a una política estatista inclemente que no le da tregua para nada. La inyección de dinero fresco que acumulara el IESS, de dar paso el presidente Correa a la ley enviada por la Asamblea condonando valores, va a aliviar y en gran parte, la carencia de recursos en proporción a su extremado crecimiento que soporta el instituto, pero hasta ahí nomás, y entonces el ajuste de cuentas será inflexible, agravando aún más la crisis, sobre todo a deudores de buena fe que si los hay; y, a montones. Como ahora el panorama ha cambiado; y resulta que es el propio estado el que a la fecha, frente a exigencias vencidas, muy orondo, manifiesta no tener recursos, que de hecho podría ser verdad, pero de otra parte, no se ve, reduzca el inmenso aparato burocrático, gran parte de él, innecesario e inútil, quien con él, frente a esta pública confesión. Beneficiado con una inequidad en el trato frente al incumplimiento de obligaciones, este estado no paga, costas, no reconoce intereses, que decir de ser requerido oportunamente a cancelar bajo prevenciones legales, inmune a limitaciones cautelares, como secuestro, retención, embargo, los titulares de las entidades morosas no sufren medidas limitantes a su entorno personal, como el arraigo, así, el panorama se torna incierto y difícil. Hay una salida en el marco legal, frente a una cobranza o una acción coactiva reclamando un valor insatisfecho de un ente estatal, queda y procede, dimitir la obligación de la entidad deudora si esta cumple los requisitos de ser liquida, pura y de plazo vencido. Mecanismo idóneo que hay que aplicarlo de manera inexorable.