Al igual que en el caso del supuesto intento de golpe de Estado y magnicidio contra el presidente Rafael Correa, el Gobierno tomó partido. 

Se formó una Comisión de la Verdad para investigar la culpabilidad de los acusados, con otra, de “soporte”, integrada de tal manera que, para algunos, fue un tribunal con características de juez y parte. 

Ahora, el presidente Correa fustiga a la cúpula de las Fuerzas Armadas por haber asistido uniformada a la convocatoria que el juez hiciera a los militares involucrados en el juicio. Dijo que fue una acción inapropiada e irresponsable, impertinente, pues tenía la intención de ejercer presión sobre el juez. ¡Pamplinas!!

Es en estos casos cuando se hace fácil incomodarse, cuando se critica la legaña en el ojo ajeno sin darse cuenta de la que tiene en el propio.

¿Recuerdan el juicio que el mandatario Correa propuso contra El Universo y sus principales directivos? El mashi asistió a la audiencia prácticamente en unión del gabinete presidencial, de miembros de la Asamblea Nacional, de los principales de Alianza PAIS, copando las instalaciones del juzgado, superando en mucho a los acompañantes de los acusados. Huelga decir de los miles de partidarios de AP en las calles y el aparato militar-policial usado.

¿Y cuándo asiste el ministro del Interior u otros funcionarios de alta alcurnia a determinados juicios que interesan al Gobierno?

Entonces, ¡cómo no escribir sobre expresiones dirigidas a impresionar a los amantes a servir de crédulos, a ser parte del montón, alegres de ser usados de rellenos para una comedia de justicia!!

Es difícil sustraerse de opinar en situaciones cuando se utiliza la demagogia para defender pasiones e imponerla como verdad absoluta si no se la rebate. 

Aclaro: No es motivo de estas líneas el fondo de las acusaciones y menos contrarrestarlas, pues los cargos que llevan a los militares al juzgado es harina de otro costal, con verdades de ambos lados. 

Mi apreciación, exclusivamente, se refiere a las expresiones del presidente, a la permisividad que se da con su actitud acusatoria, cuando él mismo recuerda a los ecuatorianos que es prohibido olvidar lo que se ha dicho o hecho. El pez muere por su propa boca.