Las fotografías de pacientes pueden ser utilizadas en mensajería y redes sociales tanto para la enseñanza médica, como para solicitar apoyo en el diagnóstico de un paciente, pero previo consentimiento informado.
En la práctica médica, al solicitar consentimiento los trabajadores de la salud reconocen que los pacientes tienen derecho a aceptar o rechazar intervenciones que pueden afectar sus vidas. Así se protege su libertad para desarrollarse, elegir y actuar de acuerdo a sus razones e intenciones, exponiendo la información adecuada y que el paciente comprenda dicha información, teniendo que ser competente para razonar acerca de las posibles consecuencias de aceptar la acción propuesta, y que con base en dicho juicio sea capaz de decidir si acepta o no sin que el paciente sea forzado, manipulado o influenciado por los profesionales de la salud u otras personas.
Al no existir una regulación uniforme sobre el uso de cámaras fotográficas dentro de ambientes hospitalarios, ni reglas establecidas sobre cuáles son los procedimientos apropiados para obtener consentimiento por parte de los pacientes, debe el profesional o estudiante en formación actuar bajo un código de buena conducta que no impuesto por las leyes, si no por la ética médica, manteniendo principios básicos que protege al paciente amparados en los convenios internacionales siendo el de beneficencia, autonomía, justicia y no maleficencia.
La formación profesional está dirigida hacia la excelencia, la rigurosidad científica, valores éticos y el compromiso social que deben guiar a la práctica profesional.
Estos casos muestran la importancia de que los estudiantes del área de la salud, al igual que los profesionales reciban educación en ética médica, que no sólo responda a las problemáticas tradicionales, sino que también discuta los problemas éticos del siglo XXI.
Por ejemplo, las redes sociales en la práctica médica.