Aquello, ocurrido en la inauguración de un nuevo edificio de la Contraloría en la capital de Guayas, para muchos constituye un suceso que han deseado observar desde hace tiempo, pues consideran que la situación política, social y ahora económica nacional exige acortar distancias entre las figuras que, aunque contrapuestas en ideologías y programas, pregonan mantener los mismos principios para el desarrollo de Ecuador.

A pesar que posterior al estrechón de manos y palmadas en la espalda las expresiones y posiciones políticas conocidas no han variado, para el consenso nacional el acercamiento comentado -imanado por las circunstancias de momento- debe hacerse permanente, de manera general entre el gobierno y la oposición.

La dureza de la situación y las consecuencias futuras así lo exigen, con especial consideración por la amenaza del fenómeno climatológico El Niño, ya entre nosotros, y el estancamiento del precio del petróleo que castiga severamente los ingresos al presupuesto de la nación.