Actualizado hace: 932 días 2 horas 39 minutos
Documentos
La Dolorosa: tragedia que dejó historias

En 19 años se han contado tantas historias sobre el barrio La Dolorosa, que de seguro la memoria nunca podrá olvidarlas.

Domingo 11 Octubre 2015 | 11:07

A todas las une la misma tragedia: la caída de un avión en una iglesia que dejó 32 muertos. 

Entre las historias más sonadas está la del niño que fue lanzado de un balcón por su madre o la del hombre que recibió un millón de dólares de indemnización por la muerte de sus padres. 
Y cómo olvidar el cadáver de una niña sepultada en el cementerio general que nadie ha reclamado y por cuya muerte hay 250 mil dólares de indemnización. 
Podrían ser las historias más sonadas de la tragedia, pero a pesar de todo el tiempo transcurrido hoy aparece otra.
Es la de un adolescente de 13 años que en ese entonces desobedeció a su madre y a la muerte. 
La mamá le dijo al menor que la abrazara porque morirían quemados en el cuarto de la casa junto a otra hija, pero la rebeldía del adolescente salvó a la familia. Hoy él tiene 32 años y su madre 70. 
Él se llama Carlos Matute y ella Clara Luz Bravo. 
Ambos cuentan cómo ocurrió y cómo sobrevivieron a la tragedia de La Dolorosa, el 22 de octubre de 1996. 
El relato de ella. “Ese momento para mi fue muy desesperante. No creo que alguien pueda olvidar una tragedia tan dura y difícil. Yo estaba en casa de mi mamá, cuando mis dos hijos me dijeron que tenían que hacer deberes y tenían sueño, por lo que me regresé al departamento. Yo me senté en la cama para rezar. El niño estaba sentado en el piso jugando, mientras que la niña se quedó dormida en mi cama. No demoró ni un cuarto de hora de haber llegado a nuestro hogar, cuando vi las terribles llamas alrededor de nosotros”, cuenta Bravo mientras hace una pausa para detener las lágrimas. 
Luego de varios segundos continúa el relato: “Yo no sabía qué hacer. Mi niña se desmayó mientras por la ventana sólo se veía un barrio en llamas. Yo me veía envuelta en fuego. Yo les dije a mis hijos que nos abrazáramos porque íbamos a morir quemados”, agregó Bravo. Y es en esta parte de la historia donde aparece Matute. 
“Cuando mi mamá dijo que la abrazáramos porque íbamos a morir quemados, yo no lo acepté. En mi inocencia le dije que no íbamos a morir como perros y fue entonces cuando actué”, cuenta Matute. 
La acción. El adolescente agarró un cenicero y rompió el vidrio de una ventana para respirar aire puro, ya que la casa se estaba llenando de humo. 
Luego con ese mismo cenicero golpeó y abrió los tres picaportes de una puerta de madera.  
“Fue toda una pesadilla. Cuando abrí la puerta de madera me di cuenta que la de hierro estaba al rojo vivo. La llanta del avión estaba frente a nosotros ardiendo en llamas y haciendo contacto con la puerta de hierro. Entonces me quité la camisa, me la envolví en la mano y empecé a abrirla con la llave, que también empezó a calentarse. Me estaba quemando, pero a final logré abrirla y al escapar del fuego me di cuenta que tenía ampollas en las manos”, relata Matute. 
Él asegura que por muchos años no logró superar el trauma que le dejó la peor tragedia que ha vivido Manta. 
Cada noche una pesadilla alteraba su sueño. Es que a más del peligro que la familia vivió, les tocó ver varios muertos en un barrio hecho infierno. 
“Cuando logramos salir de la casa vimos que todo el sector estaba envuelto en llamas. Mi hermana se privó porque vio un cadáver en llamas entre pescados y flores. La torre de la iglesia que era de madera empezó a derrumbarse. Los cables eléctricos se movían en las calles haciendo cortocircuito. Todo era oscuro, lo único que nos iluminaba era la luz del fuego. Cuando salimos corriendo, una vecina con el cabello quemado me pidió ayuda, pero no pude hacer nada. Ella se quemó y su cuerpo cayó desde una terraza”, recuerda Matute. 
Actualmente madre e hijo afirman haber superado el trauma de lo vivido ese 22 de octubre. 
Bravo señala que Dios la libró de morir quemada, por eso le agradece a cada instante por la nueva oportunidad de vida. 
Matute sostiene que nunca recibió un tratamiento psicológico. Él decidió estudiar y ahora trabaja en la Facultad de Comunicación de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM).  
El adolescente héroe y su madre decidieron contar su historia 19 años después de la tragedia, a una cuadra de la vivienda que habitaron y a espaldas de la torre que vieron caer de la iglesia. 
Su relato sigue siendo el mismo de aquel día cuando el canal Manavisión los entrevistó y sus testimonios quedaron grabados en la historia.   
LA RUTA DEL AVIÓN. Unas páginas que reposan de archivo en la iglesia La Dolorosa sobre la tragedia explican “que la ruta del avión era: Miami-Panamá-Asunción-Lima-Quito-Manta.  
Los documentos señalan que previo al despegue, el avión llenó sus tanques de combustible, por lo que al caer se generó una gran explosión.  
El avión, que transportaba 14 toneladas de flores y pescado, habría sufrido una falla mecánica en la turbina del ala derecha que generó la caída.  
Más de 50 viviendas quedaron afectadas, hubo más de 30 heridos y 32 personas murieron. La mayoría calcinados esa misma noche. Entre las víctimas estaba el sacerdote José Gabriel León, párroco de la iglesia; cuyas cenizas reposan en un altar de La Dolora. Ahí también está la estatua de la Virgen, que se mantuvo de pie mientras el barrio caía a su alrededor. 
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias