Esta unidad debe fortalecerse. Ese es el reto que tenemos todos ahora. Creo que debemos desarrollar una hoja de ruta para cumplirla. Abrir el debate sobre las metas que desde el Ejecutivo nos han asignado a los manabitas para realizar el llamado cambio de la matriz productiva, que algunos cuestionan señalando que no nos beneficia; lamentablemente la gran mayoría lo desconocemos. A esto se suma que la crisis económica que vivimos exige replanteamientos estratégicos. De no darse, jamás será realidad esa promesa: Manabí, la provincia del milenio.

Este reto para debatir y proponer debe asumirlo el prefecto Mariano Zambrano Segovia. Pero no debe tomarse como un apoyo político a su gestión pero si a la institucionalidad democrática, que la representa como cabeza del Gobierno Autónomo Descentralizado de Manabí. Por eso lo apoyamos en sus acciones en la defensa de nuestros territorios que conforman La Manga del Cura; y nos opusimos al líder de la “logia de los judas retacadores”, quien afirmaba que si se perdía en la consulta debería renunciar o iniciar el proceso de revocatoria de su mandato. 

Acertada la iniciativa de Dumar Iglesias Mata desde la tribuna pluralista, representada por la Casa de la Cultura, propuso declarar el 27 de Septiembre como el Día de la Unidad Manabita. Asimismo, Patricia Briones de Poggi dio testimonio de manabitismo -sin sectarismo- al dar su apoyo, organizando una asamblea ciudadana. 

Debemos ser gratos por el aporte brindando por el arzobispo Emérito de Portoviejo, José Mario Ruiz Navas, quien se trasladó a los territorios en disputa siguiendo las huellas evangelizadoras del Padre Pinto.

Espero que el prefecto cumpla el ofrecimiento de hacer un libro memoria de estas jornadas, donde se ratificó lo nuestro, tomando como base en el ensayo del historiador Alfredo Cedeño Delgado, quien con sustento esclarece muchos hechos que no podemos olvidar...

De igual manera, el testimonio de manabitas que aportaron a la defensa de Manabí desde diversas ópticas: montubios, cholos y mestizos, lograron enarbolar ese manabitismo alcanzando enaltecerse ante la historia.