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Libertad Regalado E.
Ciudadanía intercultural

Jueves 08 Octubre 2015 | 04:00

Uno de los principios que regula la ciudadanía intercultural es el respeto a la diversidad, que se logra cuando escuchamos al otro, cuando permitimos que participen no solo en los diálogos, conversatorios, socializaciones; sino en las decisiones que se tomen.

En una sociedad democrática e intercultural necesitamos escuchar las diversas voces que emanan de todos los estratos sociales, esas voces que piden, reclaman, aplauden, critican; entender el porqué de sus opiniones, estudiar el contexto en el que emergen, las razones que tienen para sus expresiones; es poner el intelecto al servicio de los demás, pero no solo la parte cognoscente sino la axiológica, donde los afectos, emotividad y valores se confunden con los conocimientos para comprender y buscar las mejores soluciones. 
Separar lo afectivo de lo cognoscitivo y praxiológico nos hace incoherentes; sentimos de una forma, expresamos algo distintos y en la práctica hacemos lo contrario. Es por esto que los discursos suenan bonitos, agradables, nos hablan de una realidad desconocida, lo malo es que algunos gracias a su habilidad comunicativa logran convencer, pero cuando miramos, respiramos el día a día sabemos que muy poco de lo que se habla existe.
Si damos una mirada a la evolución del concepto de ciudadana, observamos que este ha ido cambiando en razón de los problemas políticos, sociales, económicos, culturales que se van generando en el planeta; desde las corrientes liberales se comienzan a anteponer los derechos individuales a los colectivos, tornando la ciudadanía cada vez más compleja; pero a la vez observamos que este concepto ha estado relacionado con la política.
Una ciudadanía intercultural busca una relación equitativa entre los derechos individuales y colectivos; que los unos no afecten a los otros. ¿Cómo lograrlo? Buscar el punto de equilibrio, donde no se perjudique el estatus alcanzado con los derechos individuales, pero a la vez no se perjudique ni se excluya de los beneficios de los bienes que los estados poseen a las diversas comunidades, pueblos ancestrales y grupos minoritarios.
Reconocer la diversidad para construir espacios comunitarios interculturales donde el diálogo entre culturas ayude a superar los problemas que surgen de la discriminación cultural, racial, étnica, género, preferencia sexual, capacidades diferentes y se logre una conciencia ciudadana con sentido de pertenencia y defensa de su identidad cultural, del medio ambiente que lo rodea y desde la praxis vayamos construyendo el concepto de ciudadanía intercultural.
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