Su objetivo es servir como un método terapéutico para facilitar la comunicación de niños autistas.
Así lo explican Daniel y Jefferson Vallejo (hermanos), Carlos Guayasaca, Robinson Calero, William Solarte y Adrián Álvarez, los creadores del robot Willow.
Ellos son de Santo Domingo y Riobamba y estudian Electromecánica en la Escuela Politécnica de Chimborazo.
“El proceso ha tardado seis años aproximadamente, han habido seis versiones, el primero lo hicimos cuando estudiábamos en el colegio Alessandro Volta”, dicen los hermanos Vallejo. La máquina hecha en acrílico actúa como un intermediario entre el terapeuta y el paciente.
“El especialista puede estar en cualquier parte del mundo y a través del robot y de una aplicación móvil conocer las necesidades del paciente. El niño puede jugar con el robot”, dijo Daniel.
Los jóvenes participaron en el concurso de robótica Latitud Zero, celebrado en Quito en mayo de este año. Ellos ganaron en la categoría robot game “Impacto Tencnológico”. El premio les permitió obtener una invitación para ser parte de la tercera Copa Internacional de Robótica que organiza el Instituto Politécnico Nacional de México este 18 de octubre.
Ellos podrán mostrar su invento si logran viajar, pues necesitan el auspicio de una empresa privada para cubrir los costos de los pasajes y los viáticos.
“Aún no sabemos si lograremos llegar, hemos tocados las puertas de muchas instituciones públicas de Santo Domingo y en todas nos las han cerrado”, afirmó Daniel.
Daniel indicó que el dinero invertido en la construcción del robot es de aproximadamente 600 dólares.
Ese plata salió de los ahorros del grupo.
El autismo es un trastorno del desarrollo que aparece en los primeros 3 años de la vida y afecta el desarrollo cerebral normal de las habilidades sociales y de comunicación.