Mencionó que un día se sentó en una llanta y comenzó a columpiarse y pensó que sería una buena idea tener una silla hecha de este material.

“Los manabitas tenemos esa habilidad de crear con lo que tenemos a la mano. Esto es parte de la herencia de nuestros ancestros montuvios”, expresa Zambrano. 

 

>ARTESANÍAS. Sillas, mesas, perezosas, floreros, maceteros, figuras de aves, son algunas de sus creaciones.

El artesano explicó que en un principio pagaba cinco dólares al conductor de una camioneta para que llevara a botar los neumáticos, y ahora cada llanta que dejan los vehículos las aprovecha para darles “vida” en los momentos de ocio.

Detalló que ha realizado varios juegos de mueble y que cada sillón lo vende a 25 dólares. En cada sillón ubica cerca de dos libras de perno, que le cuestan unos 8 dólares.

 

>CUIDADO AMBIENTAL. Luis Moncayo asegura que el manabita es recursivo, y por ello aprovecha de su entorno para crear.

Él es otro artesano que trabaja con llantas. Dice haber visto a una persona que se dedica a elaborar este arte en la provincia de Santo Domingo, y al observar la variedad de elaborados decidió junto a su esposa e hijos, aprovechar el tiempo libre y hacer esta clase de artesanía.

Afirmó que esta es una manera de contribuir al medio ambiente, ya que a esta clase de basura se le puede dar valor y para esto solo es cuestión de utilizar la mente y crear. 

Moncayo se ha dedicado a elaborar varias clases de floreros y también figuras de animales como un papagayo. 

La quema de neumáticos tanto de motos como de carros y bicicletas ha sido un problema en el botadero de basura de Chone.

El humo del caucho y la emisión de gases de efecto invernadero afectan el sistema respiratorio y hasta podría producir cáncer a las personas, indicó Argenis Moreira, técnico de medio ambiente de Chone. 

Moreira señala que desde hace algunos meses quienes se dedican a trabajar en las vulcanizadoras se han ideado la manera de sacar provecho y transformar estos objetos en ‘obras de arte’.