Este año el tradicional pregón de apertura de las fiestas octubrinas por la independencia de la capital manabita tuvo un toque diferente.
La Fiesta del Valle, como se denominó a esta actividad, estuvo marcada por la interculturalidad.
En el recorrido no solo participaron varias instituciones educativas del cantón y reinas de belleza de la provincia. La diversidad cultural del país y en especial de Manabí fue visible.
Uno de los carros alegóricos hizo alusión a la tradición oral de esta tierra.
El temido ‘duende’, que forma parte de las leyendas que han pasado por generaciones, dominó con su presencia.
>manifestaciones. Pero esta no fue la única manera en que se expresó la riqueza tradicional que posee Manabí. El pueblo montuvio también tuvo su representación. La agrupación Amorfino Puro de Picoazá recordó varios de los refranes, amorfinos y dichos populares de la campiña provincial.
Además de ellos otros grupos de baile y asociaciones vistieron prendas propias del montuvio.
La religiosidad también tuvo un espacio a través de las fiestas de San Pedro y San Pablo y con una recreación del Rosario de la Aurora, que forma parte de las celebraciones en honor a la Virgen de la Merced.
Asimismo la cultura de la Sierra ecuatoriana se mostró en esta fiesta. La agrupación del Gobierno de la provincia de Pichincha se presentó con un baile cayambeño. Los danzantes lucieron trajes típicos de la serranía.