Sin embargo, la única sorpresa fue su duración: el evento se prolongó por más de tres minutos. Por lo demás, los chilenos están acostumbrados a los movimientos telúricos.

Es más, el terremoto más fuerte de la historia, con 9,5 grados, se registró en ese mismo país en 1960 y dejó casi cinco mil muertos. Mientras que el sismo de Chillán de 1939 fue el más mortífero en la historia de Chile, con una cifra oficial de 5.648 muertos.

Esta es una realidad que atemorizaría a muchos, pero que en Chile obliga a sus ciudadanos a estar en alerta y a levantarse de las ruinas una y otra vez. 

CAUSAS. ¿Pero por qué se producen terremotos con tanta frecuencia en Chile?. 

La razón es simple: Chile es uno de los países más proclives a sufrir sismos porque está ubicado justo al límite de la placa tectónica de Nazca, que choca contra la placa Sudamericana. Mario Pardo, doctor en física y sismología chileno, indicó a la BBC que ambas placas “están pegadas por el roce de contacto en un área que va desde el sur de Perú hasta el norte de Chile”.

Agregó que la fricción entre ambas placas en las profundidades de la corteza terrestre genera una poderosa presión, y cuando se libera esta presión ocurre un terremoto.

Esta fricción constante entre ambos bloques hace que la región sea una de las más sísmicas del mundo.

Por otra parte, hay que recordar que Chile -junto con Nueva Zelanda, Bolivia, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, México, Estados Unidos y parte de Canadá- está ubicado en lo que se conoce como el Cinturón de Fuego del Pacífico. 

Este cinturón en la costa pacífica concentra algunas de las zonas de subducción más importantes del mundo (en las que una capa empuja por debajo a la otra) y por ende es escenario de una intensa actividad sísmica. 

Además en el cinturón se encuentra el 75% de los volcanes -activos e inactivos- del mundo, con un total de 452 cráteres.

EL MÁS INTENSO. El terremoto del pasado miércoles es uno de los de mayor magnitud registrados en los últimos 25 años en el mundo.

Entre los sismos de 8 o más grados en la escala abierta de Richter desde 1990 se puede recordar un sismo de 8,4 grados que afectó el sur de Perú el 24 de junio del 2001, dejando 102 muertos. 

Otro terremoto que aún está en la memoria colectiva se dio el 26 de diciembre del 2004 en Indonesia, que con 9 grados dejó un total de 229.866 muertos en doce países de Asia y África. Este movimiento telúrico provocó además un maremoto (tsunami), el cual barrió extensas zonas costeras en Indonesia, Tailandia y Sri Lanka, y dejó en la memoria de la población el temor latente de que algo así se volviera a repetir. 

El 28 de marzo del 2005 la Isla de Nias (Indonesia) sufrió un terremoto de 8,6 grados, dejando entre 600 y 1.300 muertos. Mientras que el 12 de mayo del 2008 un sismo de 8 grados ocasionó 87.000 muertos, 375.000 heridos y 45 millones de afectados en la Provincia de Sichuan, China.

Volviendo a la realidad de Chile, este país aún recuerda un fuerte sismo registrado hace sólo 4 años. Dicho movimiento telúrico alcanzó los 8,8 grados de magnitud y causó 526 muertos y 800 mil damnificados. Se registró el 27 de febrero del 2010.

LISTOS PARA LO PEOR. El sismo del 2010 le dejó a Chile un mal sabor. El terremoto se dio a las 03h34 y, 35 minutos después, un fuerte tsunami golpeó las costas, destruyendo varias localidades ya devastadas por el impacto telúrico. 

Debido a errores e indecisiones por parte de los organismos encargados de enviar la alarma de tsunami, no se alertó a la población acerca del evento, dejando a la merced a miles de personas. 

Ahora, cuatro años después, Chile está listo para enfrentar un evento como ese. Prueba de ello es que la noche del miércoles fueron evacuadas 660 mil personas, según informó la mandataria Michelle Bachelet, quien celebró la rápida respuesta de los organismos de rescate. “Las personas respondieron a los llamados de la autoridad, cooperaron y eso nos permitió, creemos, salvar muchas vidas”, dijo Bachelete, quien en el 2010 también era presidenta y fue duramente criticada por su falta de accionar ante la tragedia.

Desde la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), el organismo encargado de coordinar la evacuación, coincidieron en que “se ha creado en Chile una cultura en la que la gente sabe a dónde debe ir y qué debe hacer” en caso de un potencial tsunami.

Por otra parte, muchos se enteraron de la evacuación gracias a nuevos sistemas de alerta incorporados tras el tsunami del 2010. “En Valparaíso (a 177 km del epicentro del sismo) se instalaron este año unas sirenas que se activan en caso de incendios declarados o alertas de tsunami. Anoche (miércoles) se escuchaban en toda la ciudad”, contó Camila, una joven que vive en el lugar.

Sin embargo, ese no fue el único aviso que la joven de 29 años recibió sobre la evacuación, ya que su celular también empezó a sonar como una alarma de despertador y recibió varios mensajes de texto informándole que debía movilizarse hasta una zona segura. 

Además, en todos los municipios chilenos existe una ‘línea de seguridad’, una especie de campaña que señaliza los lugares seguros en caso de tsunami, zonas que deben estar a más de 30 metros del nivel del mar.

Este tipo de operativos es una señal más de que Chile aprendió de sus errores y, consciente de su realidad, busca proteger a sus ciudadanos y salir adelante pese a la furia de la naturaleza.