Él vive en el barrio El Cisne, perteneciente a la cooperativa Juan Eulogio, sector 1.
“La gente que llega a ese local grita mucho, no podemos descansar. No queremos que se cierre el negocio, lo que pedimos es que se lo reubique. Hay días que se amanecen jugando”, explicó Aladino.
Los dueños de la gallera “El Cóndor” son Isabel Merchán y Abdón Marcial.
Ambos indicaron que no entienden las quejas de los habitantes de la cooperativa.
“Estamos trabajando como dice la ley. Son pocos los vecinos que se quejan, pues hay moradores que nos apoyan, todos tenemos derecho a trabajar”, refirió Marcial.
Ángela Basurto, vecina, explicó que ella tiene un familiar con discapacidad y que es complicado vivir cerca de un negocio donde la bulla se ha convertido en el “pan nuestro de cada día”.
“El problema es que gritan mucho, yo no tengo problema con que trabajen, siempre y cuando lo hagan acorde a la ley”, explicó.
Según Merchán y Marcial, el local funciona hasta las dos de la mañana, hora estipulada en el permiso de funcionamiento.
Julio César Calero, intendente, dijo que no tenía conocimiento de la solicitud hecha por los moradores del barrio El Cisne. “Quizás se traspapeló por la cantidad de pedidos que tenemos, pero tomaremos cartas en el asunto”, advirtió.