Durante la reconstrucción de los hechos del 30 de septiembre del 2010, el presidente Rafael Correa se puso una máscara de caucho en la cara y se apoyó sobre una muleta con la mano derecha. Caminó, a paso lento, por el patio del Regimiento Quito 1 (RQ1) hasta el hospital de la Policía. No hubo gases lacrimógenos ni Correa tenía contratiempos con sus pies y piernas.