Actualizado hace: 930 días 57 minutos
La Manga del Cura
La dinamita no lo destrozó

Hace 31 años, cuando Guido Cedeño Sacón tenía 36, una dinamita le destrozó las dos manos.

Sábado 05 Septiembre 2015 | 04:00

 Meses después  superó la situación y se transformó en comerciante.

Guido Cedeño recuerda que a los once años sus padres emigraron desde Calceta hacia el sector Santa Teresa, de La Manga del Cura, donde se adjudicaron la pertenencia de 170 hectáreas de montañas, las que gracias al apoyo de sus otros diez hermanos al poco tiempo se transformaron en plantaciones de cacao, café, plátano y pasto para la ganadería.
 
> LA DINAMITA. El hombre comenta que cuando tenía 36 años fue en compañía de un cuñado a pescar con dinamita en el río que cruzaba por el lugar.  Ya en el sector se produjo el accidente, “creí que no estaba prendida la mecha de la dinamita, pero cuando me di cuenta que humeaba, intenté lanzarla al río, pero fue muy tarde, explotó cerca de mí y destrozó mis manos”, recuerda Cedeño Sacón.
Al ver sus manos ensangrentadas, el cuñado lo ayudó a llegar a lomo de un caballo hasta el pequeño poblado de Santa Teresa y recibir las primeras atenciones médicas, para luego ser transferido a una clínica de Guayaquil. Luego de recuperarse regresó sin sus manos a la casa, donde se encerró durante cuatro meses para que la gente no viera su discapacidad. Pero una mañana despertó con el deseo de salir adelante y se fue a visitar a unos familiares a Santa María, de donde volvió arreando una vaca y un cerdo que compró en ese sector. Como ese día el negocio le dejó 15 sucres de ganancia, el hombre emprendió la actividad de comercio de madera, reses, cerdos y gallinas, actividad que aún mantiene en el sitio El Retén, donde reside con su esposa Floriselda Solórzano. 
La falta de sus manos no ha sido impedimento para trabajar, asegura.
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