Lucía Intriago Vegara es  un ejemplo. Ella rompió la costumbre de que solo hombres manejen buses. Ella es dueña y conduce. Además realiza todas las actividades que el oficio requiere cada día.

Las personas que se suben en la unidad 53 de la cooperativa Portoviejo se sorprenden al verla sentada frente al volante.

Ella saluda a cada usuario y le cobra el pasaje, luego le pone el pie al acelerador y sigue su ruta.

Lucía, de 37 años de edad, es ingeniera en diseño, pero su padre y su familia se han dedicado por muchos años a la transportación pública. 

Estuvo viviendo cuatro años en España, pero al regresar a su natal Portoviejo decidió trabajar como chofer en el bus que es de su propiedad, labor que realiza desde hace aproximadamente un año.

Ella es chofer “todoterreno”, incluso tiene que estar pendiente de las fallas mecánicas que se puedan presentar.

Madruga. Pablo Cusme es otro chofer “todoterreno”.

Él se levanta a las 05h00 para iniciar su trabajo en un bus de la cooperativa Portoviejo desde las 06h00.

Con un micrófono tipo diadema llama a las personas que están en las paradas de los buses, después tiene que cobrar el pasaje y estar atento a las paradas.

Cuando tiene un par de minutos de descanso en la parada final aprovecha para coger una escoba y limpiar el carro. Luego sigue la rutina.

Pablo reveló que trabaja 12 horas diarias.

El sueldo que gana es de  30 dólares más horas extras cada día.

“Tengo trabajando 20 años como chofer de buses, con lo cual me ha alcanzado para alimentar y educar a mis hijos, este trabajo ha sido el sustento para mi familia”, expresa.

Orly Cevallos, presidente de la cooperativa de buses Portoviejo, indica que en esta ciudad trabajan aproximadamente 150 choferes entre las tres cooperativas urbanas.