La alta pluviosidad podría aprovecharse para plantar árboles y ganar espacios verdes.
En Perú, desde mediado de año se empezó a planificar la recuperación de zonas boscosas en determinadas áreas de reserva.
Esta medida bien podría ser imitada por organismos ecuatorianos que impulsan planes de forestación y reforestación, como gobiernos descentralizados autónomos, ministerios y organizaciones privadas.
El aumento de las lluvias llegaría a facilitar el trabajo que hasta ahora, con voluntad y pese a las dificultades que una tarea como esta implica, se ha ejecutado.
En Manabí, donde la deforestación ha puesto en peligro a varias especies forestales, sería propicio recuperar el espacio con variedades endémicas.
Desde luego, debería ir de la mano con otros planes, entre ellos un control permanente para que las áreas recuperadas no sean destruidas.
Si bien después de un evento como El Niño el suelo queda con suficiente humedad para asegurar por varios meses la supervivencia de las especies vegetales, es necesario que también se asegure el mantenimiento para evitar que luego las plantas mueran por falta de agua.