Actualizado hace: 929 días 18 horas 39 minutos
Rosa Dalia Cevallos
Ecuador Bilingüe

Martes 01 Septiembre 2015 | 04:00

 A través de la historia universal  han  existido  afanes expansionistas  de los pueblos,  que no se detuvieron  en eras primitivas, al  contrario, han continuado hasta la Edad Contemporánea;  la conquista o anexión  de nuevos territorios ha sido una suerte de dinámica demostrada en las primera y segunda guerras mundiales. Las fronteras siguen cambiando, las naciones de Medio Oriente no detienen su autoeliminación reclamando territorios que fueron propios cientos o miles de años atrás.

Con esa idea los musulmanes, que los visionarios Isabel y Fernando expulsaron de España, pretenden retornar a la península ibérica imponiendo sus costumbres que en una máquina del tiempo regresarían a los modernizados españoles a la Edad Media.
Del mismo modo, a inicios del Renacentismo, la conquista española de la mayor parte del continente americano mejoró las finanzas del gastado imperio. Otros reinos lo imitaron: Gran Bretaña, Portugal, Holanda, Francia. A los propios de América, los indígenas, las personas con humanidad han visto no solo con misericordia y solidaridad, cuestionando la miseria y extremado sacrificio en que han vivido. 
Los colegiales pensaban que dependía de ellos elevar su nivel de vida y no vislumbraban el alcance de la repetida frase de hace unas décadas :  “indio, levántate”. Llegó el gobierno de Borja, hombre de buena fe y, salvo previos intentos aislados, los indígenas fueron tornándose en un grupo unido hasta lograr ser un grupo de presión y con algunos líderes llamados de poncho dorado.
Aquí hay que decirlo. Esa dinámica incontenible de las potencias europeas convirtió estos territorios en colonias y luego las repúblicas independizadas quedaron  constituidas por un bajo porcentaje de blancos, alto mestizaje y baja población indígena pura. Hay políticos  con apellido ibérico que más bien se identifican con el indigenismo para obtener la representación de un grupo. Otra se cambió el apellido por uno vernáculo. 
Estos dirigentes  se oponen a cualquier decisión del gobierno, ¿será posible que se victimicen tanto, que nada sea positivo para la nación en general y para ellos mismos?
El planteamiento de que el país se convierta en bilingüe  es altamente oneroso y demagógico. Es perfecto que se haya llegado con escuelas del milenio a poblaciones en las que  antes  nadie pensó, que se descubran talentos que de otra forma se perderían,  pero de allí a declarar al Ecuador bilingüe hay mucha diferencia.
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