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Manta
Monjas, más allá del hábito

Si usted cree que la vida de las monjas transcurre solo entre rezos y plegarias, se equivoca.

Lunes 24 Agosto 2015 | 04:00

Ellas también van a discotecas, juegan naipe y son amantes del deporte. Cuando hay tiempo libre se sacan el hábito (vestuario) para ponerse ropa cómoda y acudir a la playa. 

Sor Rodolfina Ávila es rectora del colegio María Auxiliadora y pertenece a la congregación María Auxiliadora, conocida también como salesianas. Ella tiene una explicación concreta del por qué ha ingresado a discotecas. 
“Somos mujeres comunes y corrientes, normales como toda mujer”, dice. Pero aclara que las veces que ha ingresado a estos lugares de diversión lo ha hecho por acompañar a las agrupaciones juveniles católicas. “La congregación salesiana está muy ligada a los jóvenes, y de alguna manera debemos conocer los lugares que ellos frecuentan. Nuestra presencia en las discotecas no es para vigilar ni bailar sino para educar”, añade. 
Cuando hay tiempo deja el hábito para acudir a la playa. No reveló el tipo de prenda que usa, aunque descartó las tangas.  
En su tiempo libre le gusta trotar. 
La semana pasada corrió cinco kilómetros en una competencia que organizó el colegio. 
Su recorrido duró 35 minutos. Sor Rodolfina afirma que le gusta el voleibol. 
Cuando está en el colegio hay momentos en que deja la oficina para jugar con las alumnas.  
“Lo único que pido a las niñas es que no me hagan clavadas fuertes”, cuenta Sor Rodolfina mientras muestra el callo en su mano derecha que le ha dejado este deporte. 
Hincha.  Ángela Vivas en cambio no practica deporte, pero sí lo observa. Ella, quien pertenece a la congregación San Vicente de Paúl, le gusta ver los partidos del Barcelona. Dice ser barcelonista de cepa.
En sus ratos libre acude al cine, juega naipe, dama china y bingo con otras monjas. Para Vivas, una cangrejada no se puede consumir sin un vaso de cerveza.  “Tomamos un vaso de vino o cerveza, pero nada como para llegar a la borrachera”, aclara la religiosa.  Ella explica que en las congregaciones no existen limitaciones, pero que si no acuden a ciertos lugares es por cuidar la imagen religiosa. Por ejemplo, cita Vivas, no pueden asistir a un baile público, un karaoke o un bar. Tampoco se arriesgan a fumar un cigarrillo o acudir en bikini a la playa. Lo que sí no pueden hacer por reglamento religioso es enamorarse y tener una familia. Para esto las monjas deben renunciar a su hábito. 
En Manta existen varias congregaciones de monjas. Está la congregación Salesiana, conformada por cinco monjas, y San Vicente de Paúl que tiene a cuatro religiosas. También está la congregación Franciscana, Sagrado Corazón y San Pedro Claver. 
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