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Serie
Tradiciones de identidad

Manabí tiene un antecedente histórico que junto con la diversidad cultural lo convierten en un escenario único.

Lunes 03 Agosto 2015 | 04:00

 Hoy continúa la serie ‘Manabí diverso’, que relieva la riqueza cultural que hay en el entorno de la campiña manabita.

El libro ‘Vistazos al Manabí profundo’, de Medardo Mora Solórzano, publicado por la editorial Mar Abierto, señala:
“A manera de conclusión, surgen interrogantes: ¿Qué motiva a los manabitas a sentirse tan orgullosos de su tierra? ¿Qué atrae tanto a forasteros nacionales y extranjeros que deciden quedarse en Manabí cuando la conocen, cuando saborean sus atractivos?
¿Qué fue lo que inspiró a Elías Cedeño Jerves a escribir el más hermoso y sugestivo poema musicalizado que invita a cantarlo a los que lo saben y a los que no lo saben, a los manabitas y no manabitas? ¿Qué hizo posible que Paco del Casti escribiera ‘La tejedora manabita’, en cabal homenaje a la linda y laboriosa mujer manabita de campo?
Las respuestas sin mayores conjeturas o elucubraciones surgen de la calidez humana de su gente, de la generosidad que caracteriza al manabita, de la espontaneidad con la que actúan, de esa sinceridad ancestral que desconoce la fiebre por hacer daño.
Que no conoce de cálculos ni acomodos, de esa autenticidad que caracteriza al manabita de estirpe, de su hospitalidad sin límites. Por eso, el manabita no conoce de prejuicios, ni de complejos, es ajeno a todo tipo de taras atávicas; el manabita es dueño de una identidad que lo hace exclamar a pulmón lleno en cualquier latitud del planeta su condición de ser oriundo de su tierra.
Por todo lo antes señalado no es exagerado cuando se afirma que Manabí es una especie de nación, que une a sus nativos en razón de que por sus venas corre la genética de familias que son propietarias de incomparables tradiciones y buenas costumbres, el manabita en lo más hondo de sus sentimientos y pensamientos es tradicional, vive sus recuerdos, añora su ancestro, valora su pasado. 
Esa peculiar decencia y bondad del manabita, está perennizada en la primera frase de ese singular himno-pasillo ‘Manabí’, cuando dice: 
‘Tierra  hermosa de mis sueños, donde vi la luz primera...’, para continuar más adelante con la nostálgica expresión: ... ‘de tus vívidos paisajes no me olvido Manabí’. 
A esa inmensa calidad humana del manabita de ancestro, se une el ser una tierra dueña de una naturaleza inviable, diversa, de montañas, de valles, de cerros, de mesetas, de colinas y laderas con vegetación exuberante que contrastan con amplios territorios de marcada aridez.
No es exagerado afirmar que en Manabí están las más amplias playas del mundo, que configuran una extensión de varios centenares de kilómetros”.
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