El Ford A de 1930 del portovejense Luis Villafuerte tiene ese imán que invita a transportarse en el tiempo.  

No es veloz como un monoplaza de F1, pues sus 90 caballos de fuerza solo lo llevan alcanzar una velocidad de 50 km/h.

Cuenta con una transmisión de cuatro velocidades: tres marchas delanteras y una de reversa.

Pero Villafuerte cuenta que en una travesía de 14 días en 1933 este auto viajó hasta Guayaquil cuando aún no existían carreteras. 

Su padre Arturo Villafuerte, junto con el chofer y mecánico Almagro Solórzano y su ayudante Luis Macías, fueron parte de aquel histórico viaje. 

Luis recuerda que este Ford recorrió la campiña manabita proyectando películas, pues su padre fue dueño de la cadena de cines Victoria, Roma, Acapulco y Montalvo.

Para Villafuerte este carro no tiene precio. 

Él recuerda que en una ocasión le llegaron a ofrecer 100 mil euros (109 mil dólares), sin embargo no tuvo ni siquiera la intención de negociarlo, afirma Villafuerte.