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Johnny Medranda
Carretera Manta - Quevedo

En una reciente noticia en El Diario dice: “Insisten en la vía Manta-Quevedo”. La palabra clave es “insisten”.

Viernes 24 Julio 2015 | 04:00

 La carretera es una ruta estratégica de suma importancia para el desarrollo comercial de Manabí y en especial del puerto de Manta. Si esta carretera estuviera ya hecha desde hace rato, el puerto de Manta ya estuviera activo, siendo puerta de salida de un aproximado 30 % del banano ecuatoriano, que le resultaría logísticamente más viable salir por Manta. 

Y es aquí donde tenemos que hacernos la pregunta, considerando que el Gobierno ha invertido tanto dinero en carreteras importantes y no tan o nada importantes. Me parece imposible pensar que esta carretera, que ya tiene los estudios hechos y listos para adjudicarse, no le den importancia y nuestras autoridades locales tengan que, de vez en cuando que se acuerdan, recordarle al Gobierno. Y como el Gobierno no les para balón, por alguna u otra razón, simplemente nuestras autoridades locales bajan la cabeza, se retiran con la cola entre las piernas y se quedan frías por algún tiempo más. 
Ese es el famoso círculo vicioso del que esta carretera y el puerto de Manta han sido víctimas. Nuevamente se anunció que se está gestionando un préstamo de más de 100 millones para el puerto de Manta: ¡Nanai nanai!. No hay nadie en Manta o Manabí que nos represente con dignidad para defender estos proyectos y recordarle al Gobierno que el tic tac del reloj también nunca para en esta provincia.
Nuevamente, ¿por qué no comienzan la carretera Manta-Quevedo? ¿Por qué no concretan el préstamo de Brasil para el puerto? ¿Por qué no se concreta la concesión del puerto de Manta?. Yo tengo ideas del por qué no, pero lamentablemente personas como yo estamos cansadas de quemarnos frente a nuestro gobierno, porque tenemos autoridades locales que viven un cuento de hadas y se rehúsan a ver la realidad y defender los intereses de su pueblo con altivez. 
Fui testigo de una conversación, en el aeropuerto de Manta, entre una asambleísta oficialista de Manabí y un funcionario de alta jerarquía. Ella le pregunta: ¿Qué pasó con el puerto de aguas profundas de Manta?. El funcionario le responde: “Al parecer no eran aguas tan profundas”. Ahí murió la conversación. Como dice Bonafont: “Se me cae el alma al piso” al escuchar de este funcionario tal respuesta. 
Pero lo más doloroso no fue la respuesta del susodicho. Fue el silencio sepulcral de la asambleísta que es el mero reflejo de la actitud de casi todo el resto de nuestros representantes en Manabí. El cuento se cuenta solo.
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