“Yo no lo pedí, pero igual hicieron la instalación y tomaron fotos”, dijo la mujer mientras hacía unos trámites para el cobro mensual del Bono de Desarrollo Humano (BDH).
Pura indicó que desde el cambio dejó de pagar ocho dólares.
Ahora su planilla refleja casi el doble del antiguo valor.
Eso ha motivado a que ella se rehúse a cambiar su cocineta de cuatro quemadores y su bombona de gas por una cocina de inducción regalada por el Gobierno.
Su padre, Bartolo García, también se resiste al cambio. “Si se pone caro el gas, me tocará volver a hacer un horno de leña”, dijo.
María Vera, otra ciudadana que cobra el bono, en cambio, sí aplicará al canje.
Y es que desde el pasado 13 de julio los beneficiarios del Bono de Desarrollo Humano pueden registrarse en el Ministerio de Inclusión Económica y Social (Mies) para acceder a una cocina de inducción, pero dando la suya de gas, para que sean chatarrizadas.
En la provincia, según el Mies, la primera semana de inscripciones 20 beneficiarios del bono se anotaron para el proceso.
“Es un canje voluntario, el ciudadano se inscribe, se retira la cocina de gas y la bombona y se le entrega la cocina de inducción, un juego de ollas y se hace la instalación”, dijo Mauro Tapia, director del Mies.
Desmintió que si no se someten al cambio los beneficiarios van a perder la ayuda.
En la provincia hay aproximadamente 10 mil personas que cobran el BDH.