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La responsabilidad de la Policía Nacional
La responsabilidad de la Policía Nacional
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 19 Julio 2015 | 04:00

El presidente Rafael Correa indicó que “ha dado la orden de que si vuelven a ocurrir estos hechos, sean detenidos los infractores”, en referencia a lo que ha denunciado el gobierno como agresiones violentas contra los policías por parte de protestantes en las últimas manifestaciones callejeras contra el gobierno.

Recordó que “los gendarmes no reaccionaron a estos hechos porque la Policía Nacional del Ecuador no es violenta, pese a que los servidores policiales podrían haber actuado en defensa propia”.
Y tiene razón, pues el exagerado o equivocado uso de la fuerza se vuelve un arma de doble filo, que se revierte contra cualquiera, de ser incitadora a la violencia.
Pero en el caso específico de la denuncia del presidente sobre lo ocurrido en Quito, son ya conocidas las escenas televisadas en las que se observa a “pacíficos” protestantes buscando golpear las piernas de los agentes por debajo de sus escudos protectores.
Evidente la intención de hacer daño. Eso ya no es pacífico ni democrático. Como no lo es todo aquello que implique violencia para hacer daño físico.
La insistencia de los que golpean los escudos policiales para dañarlos y la saña por castigar las piernas de los agentes indican querer herir. Y eso ya es agresión.
El resultado: policías heridos, con fractura en los huesos de sus piernas. Y eso es crimen.
Pero la represión también se ubica en ese sentido cuando la ley se aplica sádicamente. Claro que la Policía debe imponer orden, pero respetando los derechos humanos. Es la ley. 
Y vale recordarle al presidente que un oficial de la Policía fue acosado, humillado y sentenciado por un accidente en su labor. Disparó una cápsula de gas lacrimógeno para disolver una manifestación estudiantil, esta impactó la cabeza de un estudiante, descerebrándolo.
Como se sabe, el arma conque se dispara no tiene las estrías que guían el proyectil al objetivo. Sin dirección cae en cualquier lado. Y mientras más lejos, mayor el error 
En este lamentablemente caso fue la cabeza del joven. Las protestas de padres y compañeros recayeron en el oficial, que resultó una especie de chivo expiatorio. A pesar de comprobar que no hubo la intención de hacer daño, que estaba cumpliendo con el procedimiento de rigor, acabó en la cárcel. 
El presidente Correa, ante el caso, dispuso que la Policía no usara métodos violentos, lo que estaría reconsiderado por los sucesos últimos. Como la vida da vueltas, a veces se llega a lo mismo. Por eso vale la madurez que viene con los años. El joven es el estudiante de la vejez.
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