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“El niño” empieza a despertarse

Creen que aquello es un indicio de la futura presencia de El Niño, lo que los dejaría inactivos tres meses, siempre y cuando sea de grandes dimensiones climáticas el fenómeno.

Domingo 12 Julio 2015 | 10:41

En Jaramijó, Geovanny Mero y su tripulación no salieron de faenas durante una semana. 

La tripulación del barco de Alberto Castro Mero no lanzó el trasmallo al mar, durante dos faenas, por las fuertes corrientes. Igual ocurrió con la familia Bailón Lucas que no faenó por temor a perder sus artes de pesca debido al mal tiempo.
El pescador Antonio Ávila dijo que muchos de sus compañeros han regresado sin el material de pesca como los anzuelos y hay pérdidas de hasta 300 dólares.
El fenómeno climático también preocupa a los  pescadores de Los Esteros en Manta. 
Roque Vera, dueño de una fibra, recuerda que en los anteriores fenómenos climáticos vivieron una de sus peores crisis.  
No solo corrían riesgo de perder la inversión porque retornaban sin pesca, sino sus vidas por la amenaza de las fuertes corrientes.
Afectados. “Ahora tenemos más de tres meses con una pesca irregular. Ojalá y El Niño se debilite para que los peces como el cabezudo, pargo, carita, camotillo, no se vayan lejos en busca de temperaturas más cálidas”, agregó.
Roberto Conforme, pescador de San Mateo, señaló que en 1998 hubo pescadores que se perdieron en faena debido a los aguajes originados por la corriente de El Niño, lo que limitó la salida de las embarcaciones pequeñas.
La flota de  barcos rizos (lanchas con cubiertas) dedicada a la pesca de sardina dentro de la primera milla, y las redes “chinchorro de playas” son las más beneficiadas con las fuertes corrientes y calentamiento de las aguas. Aquello permite que la sardina busque la orilla y no la profundidad, lo que pone en desventaja a la flota de barcos chinchorreros o sardineros que deben faenar fuera de las ocho millas de la reserva marina.
Francisco Morales, dueño de uno de estos barcos, espera que las condiciones climáticas en el mar mejoren, porque en vez de multiplicar ganancias, estas se reducen cada día.
“Necesitamos entrar en las ocho millas para recuperar los cuatro y cinco mil dólares que invertimos en cada salida”, añadió.
Mientras los armadores de los barcos chinchorreros piden entrar a la zona de reserva de la pesca artesanal, la flota de lanchas de trasmallo y de pelágicos pequeños solicita  al Gobierno le reconozan un bono para financiar sus gastos cuando la pesca es vedada, señaló José Suárez. 
Carlos Perugachi, jefe del centro de monitoreo del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar), dijo a  mediados de junio que a más del calentamiento de las aguas hay anomalías a nivel superficial y subsuperficial que referirían de la presencia del fenómeno El Niño, pero no de carácter alarmante. De no cambiar ese panorama, aseguró, podría darse la llegada del fenómeno El Niño, pero en el caso de Ecuador se daría en el 2016.
Los armadores de flota de barcos palangreros temen por la llegada de El Niño, porque las corrientes los arrastran a costas de los vecinos países de Perú y Colombia.
Aquello les representa  sanciones por encontrarse en aguas internacionales sin permiso. Como también pueden ser arrastrados a zonas de reservas en la región insular y en la costa continental del Ecuador, lo que igualmente es sancionado, señaló José Sornoza.
Atuneros. A la flota atunera en el último fenómenos El Niño le fue bien porque hubo abundancia, según algunos armadores pesqueros.
Pero Carlos Vélez cree que El Niño es impredecible: bien puede afectar o beneficiarlos. 
Pero ahora, en estos meses, se experimentan mayores temperaturas y ausencia del atún. 
“No sabemos si es por culpa del cambio climático  o simplemente porque el atún es una especie migratoria”, anotó.
Él señaló que ahora el atún  va hacia Colombia, razón por la que dicha flota está solicitando permisos para faenar en esas costas.  
Vélez señaló que las altas temperaturas  afectan la calidad del atún. La textura de su piel se quema y con ello la especie pierde valor comercial.
Ambientalistas. Tito Erazo, ambientalista, indicó que los peces siempre  buscan las aguas  “abrigadas”, ni muy frías ni muy calientes.
Él manifestó que actualmente  la temperatura  entre Manta y Esmeraldas, y la frontera con Colombia está en 27 grados.
Erazo cree que las fuertes corrientes obedecen a la cercanía de la corriente de Humboldt, la que debió llegar a mediados de junio, pero los vientos que ya hacen presencia anuncian  que pronto “la tendremos y por eso las escasas temperaturas frías que ya sentimos”, anotó.
“Yo creo que no habrá fenómeno El Niño, precisamente porque entre la línea Ecuatorial y 10 grados Sur existe una masa de aguas frías  que ha permanecido en dirección Suroeste, lo que ha servido de barrera para que no pasen las masas de agua caliente”, aseguró.
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