Actualizado hace: 928 días 1 hora 41 minutos
Suceso
La explosión que hizo estremecer

A Vera, propietario del almacén El Secreto del Buen Vestir, lo acompañaban su esposa y sus tres hijos menores de edad, lo cual no era costumbre.

Lunes 06 Julio 2015 | 04:00

>Suceso. A eso de las 08h30 del 8 de mayo de 1999, el miedo se apoderó de todos en el local cuando se escuchó una explosión ensordecedora, acompañada de un movimiento de tierra, algo parecido a un sismo. 
“El movimiento fue tan fuerte como el terremoto de Bahía de Caráquez, sólo que duró dos segundos”, relata Vera.
Inmediatamente salió a ver qué pasaba y observó que en la esquina de la calle Olmedo y 9 de Octubre había ladrillos, madera, ventanales de cristal esparcidos por todos lados. De la parte superior del local de la lavandería La Central salía humo.
>SOCORRO. En cuestión de minutos comenzaron a llegar elementos de la Policía Nacional, de la Defensa Civil y del Cuerpo de Bomberos a socorrer a las personas que estaban dentro y cerca del edificio.
Alipio Vera dice que la Policía Nacional cerró el perímetro y eso se mantuvo por el resto del día y se extendió hasta la noche y la madrugada siguiente.
Don Alipio, como se lo conoce en el mundo del fútbol por su estrecha vinculación a la dirigencia deportiva, indica que era la primera vez que veía algo parecido desde que instaló su negocio sobre la calle Olmedo y Pedro Gual. 
>Lo vio todo. Pero quien cuenta con “puntos y comas” lo acontecido ese día en Portoviejo es Héctor Macías. 
Él en ese tiempo trabajaba para Luis Cevallos, quien es el propietario del edificio donde en la parte baja funciona, hasta ahora, la sucursal del Banco del Pichincha.
En su relato del hecho lo acompaña Julio Macías, que en el momento de la explosión también se encontraba en el portal del edificio del frente.
“Cuando se produjo la explosión todos los que estábamos cerca de la lavandería nos lanzamos al piso porque comenzaron a volar por los aires pedazos de ladrillo, cemento, madera, vidrios. La honda expansiva hizo reventar las ventanas de vidrio de las casas y edificios contiguos. Fue algo terrible”, cuentan Héctor y Julio.
Como dato anecdótico señala que entre las cosas que volaron por los aires había dinero. 
Como sucede tras estos casos, la gente corrió a tomar todo lo que más pudo, señala Héctor.
Héctor sigue con el relato y dice que muchas personas llegaron a tratar de ayudar, pero otros, en cambio, aprovecharon la ocasión para hurtar lo que más podían de la lavandería.
Dice que doña Luz, la esposa del dueño del local, Alfredo Rivadeneira, ambos ya fallecidos, estaba en una esquina del edificio destruido toda cubierta de polvo, pero sin haber sufrido daño físico.
>Héroe. En el interior quedaban cuatro personas, pero nadie se atrevía a ingresar. 
Héctor indica que de un momento a otro apareció el médico José Rivadeneira Sión, quien tenía su consultorio cerca e ingresó al local en busca de las posibles víctimas.
El galeno logró sacar a dos personas, pero dentro quedaban dos más, una adulta y una niña. 
La bebé era la bisnieta de doña Luz y la adulta la progenitora de la infante.
A la niña la encontraron ilesa debajo de la escalera del edificio, que le sirvió como escudo protector. La mamá, en cambio, fue descubierta en horas de la tarde, pero ya sin signos vitales.
Por información publicada por El Diario un día después de la tragedia, se conoce que la señora fallecida se llamaba María Victoria Moreira Chávez, y entre las personas heridas se encontraba su madre, Soledad Chávez Morán, de 46 años, quien fue hospitalizada.
La bebé tiene actualmente 16 años y su padre es Carlos Arteaga, nieto de don Alfredo y doña Luz. 
Se intentó conversar con el esposo de la fallecida, pero se negó a dar declaraciones, aduciendo que es un hecho doloroso que prefiere no recordar. También se buscó la versión del actual administrador de la lavandería La Central, Xavier Arteaga, pero éste dijo algo parecido a lo expresado por su hermano Carlos.
>El diario. El periódico en mayo de ese año le dio seguimiento al caso y como ahora, las personas vinculadas a la familia se negaron a dar declaraciones. Quien sí se pronunció fue el propietario de la lavandería, sosteniendo que la explosión no fue por el caldero de vapor. Aseguró que en el momento del siniestro “el caldero estaba apagado”.  
 
+ INFO
Explosión del caldero fue la causa
Por información de El Diario se conoce que se conformó una comisión interinstitucional para investigar las causas del hecho. El peritaje determinó que la explosión se originó por el caldero de vapor. El ingeniero químico Marlon Cabrera, perito designado por el Cuerpo de Bomberos, en su informe señala que el desastre se produjo por la explosión del caldero debido a un mal manejo. Indica que se le terminó el agua y esto produjo el recalentamiento y al subir la presión, estalló. En la misma noticia se indica que el operador del caldero fue interrogado y reconoció “haberlo prendido y dejado encargado a una señora”.
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias