Actualizado hace: 936 días 15 horas 31 minutos
Edwin Delgado Armijos
Cultura política

Las movilizaciones sociales que se vienen dando pueden ser tratadas desde una perspectiva distinta, con un enfoque integral que permita sacar ciertas conclusiones. Pero enfoquémonos en nuestra provincia.

Domingo 05 Julio 2015 | 04:00

Quienes estuvieron al frente de las mismas, en su momento actores políticos que fueron elegidos para determinada dignidad, son los que llaman a marchar contra lo que estiman no está bien. Si la actitud solo pidiera cambios al accionar del actual régimen, estaría bien, pero para el común de las personas la lectura es otra (hay un trasfondo de cara al 2017). 
Ver los mismos rostros de hace décadas pone a reflexionar, en su momento, cuando tuvieron la oportunidad de representarnos, su accionar no dio los frutos esperados por la población en general. 
Pero esto solo es posible por dos factores: porque los actuales representantes provinciales en la Asamblea Nacional tienen un pobre accionar, sin capacidad de concertación, ni trabajo en equipo, sin accionar sinérgico; y la falta de recambios de piezas que encajen en el andamiaje político-colectivo, más no político-individualista. 
Sigo insistiendo en que tenemos representantes electivos envejecidos, no por edad biológica sino por edad accionaria, perdidos en el laberinto de la prehistoria política. 
Cuando se tiene el honor de trabajar con jóvenes en vísperas de ser profesionales, uno se puede dar cuenta de la cantidad de fuerza cinética, de las ganas que tienen de comerse el mundo, de cambiar la realidad actual. Tanto ejercicio neuronal sin que pueda ser utilizado. Cuánto desperdicio no aprovechar esta fuerza hercúlea, titánica.    
Le preguntaron a un grupo de científicos cuáles eran sus temores en el mundo actual, llamó la atención una respuesta: que personas con capacidad proactiva sean ajenos al escenario político. 
Desde la sociedad del conocimiento la nueva generación debe impulsar reformas, donde el producto formado en el alma mater, con todo su bagaje intelectual, con su equipaje lleno de ideas, debe tomar partido por impulsar el progreso.  
Se viven épocas donde se piden correcciones; tenemos una sociedad mucho más exigente, con mayores necesidades, donde el pedido de la mayoría es que se oferten productos que permitan solucionar problemas. 
Y en esa dinámica, solo ideas frescas sirven para ir creando una cultura política diferente, para crear y tomar decisiones con proyección social, que permita percibir a la población seguridad de que eligieron bien y están representados de forma adecuada.  
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