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RELIGIÓN
Bailaban en procesiones

La danza, vestimenta, costumbres y tradición oral forman parte del folclore de cada pueblo de Ecuador.

Lunes 29 Junio 2015 | 04:00

 Hoy se continúa con la serie ‘Tradiciones ecuatorianas’, que expone algo más de la riqueza cultural de las regiones del país.

El libro ‘Alza que te han visto’, de Wilman Ordóñez, señala: “La música y el baile montubios tienen sus orígenes en los fandangos y mojigangas de la Colonia. En los bailes de gurufaes y mojigos. En las fiestas de disfrazados y diáblicos. 
No puede pensarse su música y danza sin el rito forzoso de las procesiones. 
La Iglesia, en la Colonia, prohibía a los montubios cantar y bailar fuera de misa. 
Cambió sus imaginarios. Les hizo creer que era ‘música diabólica que solo servía para que las almas se quemasen en el purgatorio’. 
Los obligó a ocultarse, a ponerse máscaras, para que sus bailes sirvan como carnaval de pasquines en los actos públicos que ellos mismos promovían. 
Sin registros. Música de tablas reseñan algunas actas del Cabildo en 1786. Bailes de negros parecidos a micos, comentan algunos corregidores de la época. No hay nombres de piezas musicales ni una partitura que apoye los datos recogidos en esta tarea (...). 
Música de pregones que fue a encallar en los fandangos disfrazados de mojigos. Ahí se ocultaron el tono, la voz, el verso de la primaria música de los montubios. 
Cantares y bailes que solo la Iglesia permitía se realicen en las procesiones de la Virgen del Rosario, Las Candelarias, la Virgen del Carmen o las fiestas del Corpus, como cosa pintoresca y circense, para deleite de curas regidores, criollos y visitadores enviados del Rey. 
Música y bailes ‘prohibidos’, pero de algazara y desinhibiciones para los curas ‘prohibidores’ en qué pagaban los fandangos cuando no tenían en qué desfogar su líbido y solapados pecados. 
Si no, ¿quiénes creen que pagaban los fandangos cuando un visitador de la Corona llegaba urgente a una de nuestras aldeas? Lástima que no haya mayores registros de los fandangos en nuestra ciudad y región para notar qué tipo de bailes practicaban en estos. Cómo los bailaron. Quiénes no más participaron en ellos. 
Muchos de nuestros grandes incendios de fines del siglo XIX y principios del siglo XX en Guayaquil posiblemente entre sus manuscritos quemados se llevaron para el olvido estas músicas de identidad y memoria. 
En cambio, en vísperas de la República, en plena guerra, la voz altisonante de los combatientes montubios mostrábase compacta en su etnicidad”.
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