Javier Cedeño, el dueño de Casper, dijo que decidió llevarlo al curso “para aprender a controlarlo y a controlarme, porque cuando el perro no aprende hay que transmitirle tranquilidad”. 

La motivación que tiene Ricardo Quijije sorprende. Va a ser padre y quiere que Oso, un husky siberiano de 6 meses de edad, sea obediente y aprenda a tratar al niño, que va a tener en el cachorro un compañero permanente. “No quiero que lastime a mi hijo cuando juegue”, dijo Quijije, que también tiene un french poodle y considera a sus mascotas como parte de su familia.

Participación.  El parque Puerto Mamey es los sábados y domingos, desde hace 3 semanas, el sitio de encuentro de personas y sus perros de diversas razas, tamaño y personalidad, que aprenden no solo trucos sino a no ser agresivos con otros perros. 

Hay variadas historias de amor y fidelidad. Adultos, adolescentes y niños llegan con sus mascotas desde diversos sectores de la ciudad y muestran alegría y satisfacción por los avances que éstas muestran.

“Sus propietarios también aprenden cómo tratarlos, los cuidados que deben darles, muestran predisposición a apoyarlos porque el trato que las personas dan a sus mascotas ha mejorado y más personas se interesan en ellos”, dijo Milton Álvarez, uno de los instructores de la Unidad Canina. 

Un veterinario les dio clases sobre cuidados de los perros y los puso al día en las vacunas.

Álvarez contó que este es el tercero de los 6 fines de semana que durará el entrenamiento y que la posibilidad de que se abra otro curso está en manos de la Comandancia de la Policía y del pedido que hagan los interesados.