Actualizado hace: 931 días 1 hora 24 minutos
Maritza Alchundia Guillén
Unidades educativas del “milagro”

Los logros que se vislumbran en diversos aspectos de nuestra existencia en este espacio geográfico del planeta llamado Ecuador, satisfacen; de esos logros desglosaré el campo educativo, espacio en el que desempeño la tarea docente por varios años, testigo fehaciente de los cambios dados en el proceso desde el 2008.

Jueves 25 Junio 2015 | 04:00

 No ocultaré sentir  “envidia sana” al observar los adelantos o imágenes bien sustentadas de las Unidades Educativas del Milenio estrenadas en algún lugar del país. 

Luego, arribando al escenario diario de las “Unidades Educativas del Milagro”, plantel de destino que denomino así, pues al igual que otros de la parte rural,  prodigiosamente existen gracias  a  gestiones y apoyo económico de la comunidad educativa.
Para una infraestructura acorde al tiempo se procuraron esas dádivas, edificación ínfima ahora para la calidad educativa requerida, pues legalmente deben ser el espacio idóneo para albergar, si fuera el caso, hasta 40 estudiantes por aula. El mobiliario es testigo mudo de varias generaciones, que cómoda o incómodamente atendieron una cátedra; son enseres que  deberían ser lucidos en un museo por su vetustez.
Mientras, las UEM despiertan la expectativa de futuro para sectores pobres de Ecuador, al ser consideradas un proyecto emblemático del Gobierno y entidades públicas con carácter experimental de alto nivel, cimentadas en conceptos técnicos, pedagógicos y administrativos innovadores, ofrecen una educación de calidad y calidez, mejoran, entre otras bondades, las condiciones de escolaridad, el acceso a la educación,  la cobertura en zonas de influencia, segmentan dos versiones educativas irónica y didácticamente ilustradas como “David y Goliat”.
Denoto no estar en contra del progreso,  los beneficios que concitan crear estas instituciones es excelente,  atienden a sectores históricamente relegados, satisfacen la demanda estudiantil rural, mejoran la calidad académica; propuesta nula al no proyectarse realmente en zonas rurales donde sin tino se están cerrando “Escuelas del Milagro”, patentes referenciales que no se ajustan al centenar de ellas que  sobreviven del portento o magia del irrisorio presupuesto de organismos desconcentrados; obliga   efectivizar un estudio, para ya no inutilizarlas, sino aplicar las políticas educativas de forma sostenible y equitativa. Cada Unidad del Milenio le cuesta al Estado sobre los tres millones de dólares, cuántas unidades del Milagro podrían regenerar su nivel y ofrecer una mejor educación? 
Al excluir el real entorno educativo, se demanda la praxis para apoyar un nuevo proyecto que  transforme las invisibles “Escuelas del Milagro” en potenciales “Unidades Rurales del Milenio”. 
 
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