Se me ocurre que esto es lo que desde hace rato está haciendo falta en mi “Ecuaaadooor del aaalmaaa” y ello desemboca en que aumente la polarización de ideas y acciones en el ámbito socioeconómico de nuestra población, aunque el nivel de pobreza se haya reducido con las diversas medidas de la Revolución Ciudadana; esto claramente se demuestra en la bajísima inversión externa y nacional privada en nuestro país, comparada a la de nuestros vecinos: Colombia con guerrillas y todo recibe abundantes capitales, lo mismo Perú, y ni digamos Chile y aún México, éste pese a sus narco-problemas; países que además están unidos en un frente común de negocios con la China y la otra orilla del Pacífico, quedando Ecuador solitario y aislado de esta gran iniciativa; ¿por qué?, simplemente porque para transmitir confianza a estos estratos no es suficiente la estabilidad política que desde hace 8 años disfrutamos, cuando en cambio los cambios-reformas en sensibles tópicos legales-tributarios han sido muy frecuentes, ahuyentando así la seguridad que requiere cualquier inversionista nacional y/o extranjero. Son varias las ocasiones que el presidente Correa ha ofrecido acercar las distancias ideológicas y/o prácticas entre emprendedores y gobernantes, pero se han diluido sin los buenos resultados que exige la sociedad; al contrario, luego del bajón de los precios petroleros, con los proyectos de ley originados en Carondelet, aprobados y/o enviados y retirados de la Asamblea, éstos han crispado la paciencia y desconfianza ciudadana en general, no digamos de emprendedores e inversionistas, produciéndose los nada tranquilizadores eventos recientes.
Por el bien de la patria y la sociedad en sí, se impone concertación entre los principales actores del convivir nacional; no debemos perder tiempo en disputas pueriles; por lo mismo, se invoca que ciudadanos y gobernantes -en su gran mayoría cristianos- apliquen la sabiduría del refrán de líneas arriba y la que ya mismo nos traerá Francisco, el papa, en su próxima visita a esta pequeña gran nación nuestra.