“Para nosotros significa que todo marcha bien. El joven puede pararse y orinar normalmente, puede tener relaciones sexuales”, dijo Andre van der Merwe, quien lideró el equipo quirúrgico.
El hombre de 22 años se encuentra entre los 250 sudafricanos que cada año pierden su pene debido a circuncisiones fallidas en el marco de ritos tradicionales.