Como representantes genuinos de la libertad de expresión y de opinión a través de la libertad de prensa, los medios de comunicación social son los portaestandartes de las inquietudes ciudadanas, ya expresando sus ideales en los editoriales principales o abriendo sus páginas para que los lectores se manifiesten.
O con denuncias buscando justicia que no encuentran en los tribunales, previniendo atentados contra la seguridad de la sociedad.
O difundiendo acciones positivas que se registra en las diferentes secciones de los diarios.
La obligación de los medios tradicionales - escritos, televisivos o radiales - es compartir con la colectividad, motivando a la ciudadana a la orientación, control y corrección de las acciones que son de competencia popular.
Sin embargo existen normas y lineamientos que cada medio elabora para su regulación editorial, siguiendo fielmente el respeto a la moral, a las leyes y a los derechos ciudadanos.
Como el espíritu de los medios es servir a la sociedad defendiendo sus intereses, la población, sin límite de edad o género, debe continuar expresando su opinión públicamente.
Esto sin temor alguno, como un derecho a la libre expresión y para el mantenimiento de la democracia, que debe ser defendida de ataques mesiánicos y ególatras que intentan atentar contra todas las libertades.