En mi último artículo del viernes 8 de mayo exploramos las posibilidades de su factibilidad y posibles beneficios para Manta y el país. De forma inicial se podría transportar soya y otros graneles en múltiples barcazas de dos mil toneladas cada una desde Manaus en Brasil hasta el puerto de Manta, donde nos consolidaríamos como un puerto de transferencia de graneles hacia Asia. Me ilusioné al saber que la señora Nathalie Cely sería la nueva Ministra de la Producción y el señor Trajano Andrade nuevo presidente de la Junta Cívica de Manta y desde ahí empujar nuestros proyectos. A través de los últimos 10 años nunca escuché a empresarios brasileños hablar de Manta Manaus.

Pero sí escuchaba de ellos un serio potencial de un eje transamazónico que uniría la costa atlántica del Brasil con la del Perú en el Pacífico. Nuestro proyecto, Manta-Manaus, aunque todavía está en los libros del IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Suramérica)  y en la mente de ciertos políticos y manabitas, incluida la mía, su viabilidad se ve seriamente comprometida. No podemos enamorarnos ciegamente de un sueño e ignorar la realidad. Una realidad causada por nuestra propia indiferencia.