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Migrantes mueren a la espera de ser agogidos en un nuevo país

El hambre y la muerte parecen estar acechando a más de seis mil migrantes que navegan a la deriva en aguas del Sudeste Asiático, sin que ningún país cercano esté dispuesto a acogerlos.

Martes 19 Mayo 2015 | 04:00

El hecho los ha llevado a estar semanas en altamar, sin alimento y sin agua, provocando enfermedades en los miembros de la tripulación, quienes van muriendo poco a poco.

La tragedia de los migrantes, de la minoría étnica rohingya, empieza en sus países de origen: Birmania (Myanmar) y Bangladesh, donde no son reconocidos como ciudadanos, ya que las autoridades los consideran inmigrantes bengalíes y no comparten la religión  que profesan. 
Según la ONG Amnistía Internacional, los musulmanes rohingya han sufrido violaciones a sus derechos humanos bajo la Junta birmana desde 1978, por lo que miles han huido a Bangladesh, donde los abusos también han ido en aumento en los últimos años. 
La ONG Fortify Rights denunció el pasado mes de febrero que las leyes en Birmania criminalizan a la minoría musulmana rohingya, especialmente a las mujeres, por cosas tan naturales como tener más de dos hijos o simplemente desplazarse hasta una localidad vecina.
“El Gobierno persigue sistemáticamente a los rohingyas por motivo de su etnia, religión y, en ocasiones, sexo”, indicó en su momento Mattew Smith, director ejecutivo de Fortify Rights. 
Ante ese panorama, miles de rohingya arriesgan sus vidas para atravesar el golfo de Bengala y llegar a países cercanos como Malasia, Tailandia e Indonesia.
Son rechazados. No obstante, su odisea no termina ahí. Una vez en altamar, las frágiles embarcaciones con migrantes navegan semanas sin un rumbo fijo, ante la negativa de los países cercanos de recibirlos.
Malasia, Tailandia e Indonesia son el destino al que apuntan los migrantes a llegar. Sin embargo, estas naciones son miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), donde la premisa de su subsistencia es la “no intromisión en asuntos internos y externos de otros países”, por lo que en primera instancia se rehúsaban a inmiscuirse en este conflicto migratorio. 
Este hecho ha desatado críticas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y las organizaciones humanitarias, que hablan de un “ping pong” con vidas humanas, ya que la semana anterior una de las embarcaciones, en la que viajan 150 hombres, 200 mujeres y 100 niños en situación precaria, fue rechazada por las autoridades malasias y, por segunda vez, retrocedió hasta aguas tailandesas.
En este momento, la Marina tailandesa cree que dicho navío, un barco de pesca de madera adaptado para pasajeros, se encuentra en aguas internacionales.
De acuerdo con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), unas 6.000 personas se encuentran atrapadas en barcos a la deriva en el golfo de Bengala, a la espera de poder desembarcar en algún país y cada día pasan hambre. Muchos mueren.
De a poco. Aunque Tailandia ha reiterado que su política es no aceptar barcos con migrantes, un portavoz militar aseguró que la Marina tiene un plan de contingencia para acoger a estas personas si corren peligro y si desean asistencia por razones humanitarias.
Wirapong Nakprasit, subcomandante de la Marina tailandesa, precisó que en tres ocasiones desde el pasado jueves han asistido a los ocupantes del barco con comida y agua, pero los migrantes, en su mayoría rohingyas, insisten en que quieren ir a Malasia o Indonesia.
“Les arreglamos el motor porque tenía agua y les dimos comida para un día y medio, suficiente para llegar a Indonesia”, indicó el militar en la isla de Lipe, en el suroeste de Tailandia.
Malasia prevé iniciar una ronda de contactos con Tailandia e Indonesia para abordar la crisis de migrantes que afecta a los tres países y presionar a Birmania (Myanmar) para que se implique en un acuerdo  regional.
No obstante, hasta ahora Birmania se ha desentendido de la crisis y ha puesto en duda su participación en la reunión, convocada por Tailandia para el 29 de mayo y que busca debatir posibles soluciones para esta problemática.
El viceprimer ministro malasio, Muhyiddin Yassin, instó a Birmania a resolver su crisis interna con los rohingyas, en lugar de traspasar el problema a los países vecinos.
“Esta (crisis) es responsabilidad del gobierno de Myanmar. ¿Es que no tienen humanidad para resolver este problema internamente, en lugar de pasar la carga a otros países del sudeste de Asia?”, dijo Muhyiddin, según el diario “New Straits Times”.
Están muriendo. Alrededor de cien personas murieron en varios barcos cargados de inmigrantes varados frente a las costas de Indonesia debido a disputas por la comida, según relataron varios de los sobrevivientes a la cadena de televisión británica BBC.
“Una familia fue golpeada hasta morir con tablas de madera, el padre, la madre, y el niño. Y luego lanzaron sus cuerpos al mar”, dijo Mohammad Amin, uno de los testigos sobrevivientes. 
De acuerdo a esa misma fuente, algunas de las víctimas fueron apuñaladas, mientras que otras fueron ahorcadas, linchadas o arrojadas al mar. Asimismo, los pasajeros más enfermos son lanzados por la borda, sin que ninguna autoridad les preste ayuda. 
 
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