Santiago Freire, Marco Girón y Andrés Castillo sólo llegaron hasta la puerta principal del Palacio de Carondelt en Quito.

Según diario El Universo, Castillo indicó que aparte de ser un acto de solidaridad con el estudiante secundario que el 1 de mayo fue detenido por supuestamente hacerle gestos obscenos a la caravana presidencial, la acción también tiene una carga de ‘sal quiteña’.

“Le hemos traído estos tres ataditos de yuca para que tenga la bondad de servirse como nos hacían a nosotros, nuestras mamás cuando nos portábamos mal”, dijo.

Castillo cree que como L. C. (estudiante) “muchos ciudadanos también quisieran cogerlo del pecho al presidente y decirle ‘oiga ¿por qué nos está quitando nuestras jubilaciones?’. Muchos otros querrán decirle indignados -con lágrimas en los ojos- que sus padres se quedaron sin trabajo por el decreto 813, otros decirle ¿por qué le dejó a mi hijo fuera del sistema universitario?...”.

Castillo junto a los otros dos jóvenes salieron de Carondelet porque no fueron atendidos y dejaron las yucas en la Plaza Grande.