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Guido Álava Párraga
La hora de Manabí por un Ecuador incluyente

A los hombres y mujeres de Portoviejo y Manabí, en especial a quienes hemos alcanzado la edad de la madurez, nos ha llegado la hora de reflexionar nuestro rol de ciudadanos en el quehacer histórico de la sociedad en que nos ha tocado vivir; sobre todo, saber ¿cuál es el legado que dejaremos a las futuras generaciones que ya están al lado nuestro?

Martes 05 Mayo 2015 | 04:00

Nuestra provincia, por enésima vez está siendo víctima de una lacerante marginación  en la estructuración del poder Ejecutivo de nuestro país en niveles sin precedentes, lo cual constituye una violación ética y moral a la dignidad y capacidades de los dos millones de manabitas residentes en nuestra patria.
Históricas instituciones (CRM, Junta de Recursos Hidráulicos)  e infraestructura cuasi centenaria de nuestra capital, como el aeropuerto Reales Tamarindos, fueron desaparecidas por la sola voluntad del poder Ejecutivo: otras han sido trasladadas de sus sedes históricas en la ciudad capital a otras ciudades.
Analizando los distintos gobiernos que se han sucedido en la última etapa democrática de nuestro país (36 años), nos damos cuenta que a nuestra provincia, con la tercera en población electoral del país, siempre se nos ha excluido en las grandes decisiones y  estructuración de las distintas agendas nacionales para el desarrollo, (quizás por eso aún no se logra entre otros un plan efectivo de revolución agropecuaria). 
En otros aspectos, de manera un poco folclórica, nos hemos acostumbrado a contentarnos con uno o dos ministros manabitas que siempre resultaron golondrinas que no hacen verano.
Hoy, tenemos que admitir como una dolorosa realidad que el ejercicio de las funciones políticas, con contadas excepciones, por parte de los políticos locales y nacionales de la última etapa democrática, no ha estado plena de una ética y moral de buen nivel, porque más ha podido en sus praxis el clientelismo y una gran carga de interés personal en desmedro del colectivo.
Hoy es el  tiempo de cambiar nuestras estructuras de pensamientos que nos han llevado a actuar política y socialmente sin perspectivas y propósitos trascendentes, de enterrar el egoísmo, la envidia y el mal hábito de descalificar al contendor solo porque no es de los nuestros; de hacernos respetar como provincia grande en geografía, grande en población electoral, grande en visión de patria y grande en pasión por la abundancia de justicia, paz y amor para todos los ecuatorianos.
Qué bien que se esté trabajando en la visión de un presidente de Manabí para un Ecuador incluyente. Es la hora de dar la primera clarinada que signifique dar origen a la conformación e instauración de un equipo de gobierno presidido por un manabita preparado en todos los aspectos del quehacer político; con una correcta interpretación de la buena política como arte de gobernar, con sobrados valores éticos y morales. 
Este gran sueño deberá caminar sobre una suprema cultura de unidad jamás vista en nuestra historia, estará fundamentada en los milenarios principios del amor al prójimo, deberá ser el sueño y el propósito digno de los hombres y mujeres de Manabí.
 
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