Actualizado hace: 935 días 30 minutos
José Ramón Moreira Aliatis
La muerte vino de un infante

Qué diferencia tan marcada la forma como los padres criaban a sus proles hace generaciones atrás, con el rigor, el amor, el cariño, la disciplina, el castigo; nunca se los dejaba solos en los famosos salones de entretenimiento para que ellos se divirtieran solos…no, siempre junto a ellos, en el lugar de trabajo, en las comidas, al hacer los deberes, al acostarse.

Lunes 04 Mayo 2015 | 04:00

Y en la comunidades pequeñas o recintos los amigos de los padres eran los amigos de los hijos. Tengo la libreta del primer curso de un colegio religioso del Ecuador, donde la última nota de cualquier materia estaba impresa en ese documento; además hay una recomendación del padre conminando al director que fueran enérgico con el chico,  que él en el hogar haría el control de la asistencia y/o de cualquier anomalía.

El gravísimo problema de los chicos de estas últimas generaciones es que la soledad los abruma, siempre pegados a la caja tonta espectando todo tipo de programas de diversión, pero por sobre todo películas con imágenes no aptas para la mente de un niño en formación; y es más que seguro que en su memoria  se le grabarán escenas muy fuertes que en cualquier momento tendrían que salir a flote en forma de juego, que provoca muertes, como en la televisión y seguirá siendo diversión. En los últimos tiempos, legislaciones de diversas naciones, variopintas,  establecidas por gobiernos que creyendo que delegando la responsabilidad más grande del hogar a las escuelas u organismos de corrección -como dicen muchos- se convierten en verdaderos alcahuetes para cantidad de progenitores irresponsables, que prefieren que les quiten un peso de encima creyendo que otros van cumplir con la responsabilidad paterna que les compete a ellos. Niñas y niños haciendo el papel de adultos y los padres solapan estas normas aplicadas a través de sus delegados, dígase, maestros. Azuzan a sus progenies, tipo denuncias, como  hacían en Alemania, para que los padres ni siquiera los puedan tocar, ni  siquiera levantarles la voz para corregírlos.  Allí están los resultados que son totalmente negativos. ¡Cómo te extrañamos, inocencia!
Los entendidos llaman a ese fenómeno “BROTE PSICÓTICO”, se entendería que ese término nos habla de fantasías, de lapsos, a lo mejor resultado de consumir algún alucinógeno, de genes, vaya usted a saber, es tan difícil emitir criterios de un asunto tan complejo que a la sociedad la deja anonadada, perpleja, la pregunta del millón será 
¿se logrará dar una explicación lógica de esa locura momentánea?.
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