Un fugitivo estadounidense, llamado Clarence Moore, se entregó a la Policía después de más de 48 años de huida.
Acudió a las autoridades de Kentucky porque necesitaba recibir atención médica y no tenía carné de seguridad social. “Sólo quiero dejar esto atrás”, dijo entre lágrimas el hombre de 66 años, quien cumplía condena en 1967 por robo.